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La verdad
Martes, 21 de junio 2022, 16:22
La temporada de baño ya empezó para muchos en gran parte de la costa mediterránea y la pregunta de otros años se repite: ¿habrá muchas medusas en las playas este verano? Un año más la respuesta, según explica el biólogo del Aula del Mar, Jesús ... Bellido, es que «se dan las condiciones idóneas para que su presencia sea más abundante de lo normal».
Sin que salten las alarmas, los expertos destacan que se dan buenas condiciones para que las medusas sean más abundantes de lo normal en alta mar y que, por tanto, en función de los vientos y las corrientes se desplacen los bancos hasta la costa.
Desde Safe Sea señalan que las medusas que están llegando a nuestras costas este verano son de dos especies distintas. Por un lado, está la Pelagia noctiluca, también llamada medusa clavel. Que son las más pequeñas y que tienen una peligrosidad alta. Y por otro, se encuentra la Rhizostoma Luteum, que tiene un tamaño más grande pero cuya picadura es menos peligrosa.
En este sentido, Enric Sendil, CEO de Safe Sea, explica que «si nos pica una medusa debemos tener en cuenta que los síntomas son diferentes según la especie. Así, si te pica una medusa grande provoca en la zona afectada picazón, enrojecimiento o pequeñas irritaciones. En el caso del picotazo de las medusas clavel: es más doloroso. Según la persona, puede generar desde una leve hinchazón hasta erupciones o síntomas más graves».
Desde Safe Sea alertan de que, «en realidad, no atacan. Son seres pasivos que vagan por aguas abiertas y costeras, sin intención de apresar. Sus tentáculos están formados por miles de células urticantes (nematocistos) que, al contacto con un cuerpo extraño, disparan un veneno tóxico».
Eso sí, esta capacidad de punción perdura incluso estando muertas. En ocasiones llegan a la costa moribundas y allí mueren. Pero esto no quiere decir que dejen de ser un peligro. Sus sistemas de defensa siguen estando activos. Aunque los filamentos se hayan roto y separado de la umbrela.
Por esta razón, la ya popularizada colocación de redes como protección de los bañistas a un centenar de metros de la playa, no es la solución. Estas mismas redes fracturan a las medusas y los tentáculos (prácticamente invisibles) llegan a la orilla cargados de veneno.
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