La panadería 'La Colegiala' de la calle Saavedra Fajardo de Murcia recibía este lunes a sus clientes a las once de la mañana con las estanterías aún vacías de género.
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«¿Tienen empanadillas?», preguntó una mujer.
«No, lo siento, acabamos de abrir y ... aún no tenemos nada hecho», respondió la dependienta.
El motivo de que a esas horas el establecimiento aún estuviese parado no fue porque al encargado de subir la persiana se le hubiesen pegado las sábanas, sino porque cuando llegó el trabajador, a las siete y media de la mañana, se encontró la puerta reventada.
«Han forzado la persiana del local y han entrado, pero no se han llevado prácticamente nada, porque no había ni dinero ni objetos de valor», explicó la empleada. Sobre el mostrador aún se podía ver el polvo fluorescente que utiliza la Policía Científica para levantar huellas dactilares en superficies contaminadas.
El asalto a esta panadería situada en el centro de la capital se suma a la veintena de casos que los establecimientos de este sector llevan sufriendo desde el pasado mes de noviembre. Otro local de la misma propietaria, ubicado en Puente Tocinos, también sufrió un ataque hace dos meses. En aquella ocasión, los ladrones tampoco se llevaron gran cosa. Algunos euros de la caja de la máquina registradora, botes de refresco y de cerveza y algo de comida.
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Pero la panadería no fue el único negocio asaltado este lunes. A escasos metros de la panadería, en la calle Simón García del barrio de Santa Eulalia, el restaurante Los Navarros fue desvalijado por dos encapuchados cerca de las siete de la mañana.
Aunque cabría pensar que ambos casos pueden estar relacionados, no hay confirmación policial de que se trate de los mismos autores.
Un vecino de una casa de un edificio cercano se percató de la presencia sospechosa de dos hombres. El testigo llamó a la Policía Nacional, ya que vio como doblaron la persiana de la entrada y accedieron al local.
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Según su testimonio, emplearon menos de cinco minutos para registrar el establecimiento y llevarse unos 200 euros que su dueño, Ángel, había dejado para el cambio del día siguiente. «Al salir se le cayeron al suelo quince euros en tres billetes de cinco euros», explicó el propietario con el dinero en una mano. Los dos encapuchados huyeron con el escaso botín hacia la plaza de San Juan, dejando importantes daños en el establecimiento. «Es la primera vez que me roban desde que abrí el restaurante hace varios años», lamentó el propietario.
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