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Las luxaciones de codo son las más frecuentes en los miembros superiores tras las de hombro. Fruto de una caída o de un golpe, los ligamentos de la articulación pueden romperse, de forma que la parte inferior del húmero pierde el contacto con el radio y el cúbito, los huesos del antebrazo. Habitualmente, a los pacientes que sufren una luxación de este tipo no les queda otra que armarse de paciencia y esperar unas tres semanas con el codo inmovilizado mediante una escayola, para después iniciar un lento proceso de recuperación no exento de incertidumbre: en más de un 30% de los casos queda alguna secuela. La otra opción es una cirugía abierta «compleja y agresiva» que por las complicaciones que presenta suele reservarse para situaciones muy específicas.
Francisco Martínez, jefe de sección de Miembro Superior y Traumatología Deportiva de La Arrixaca y profesor de la UMU, llevaba tiempo buscando una alternativa para estos pacientes. En el Laboratorio de Anatomía y Biomecánica de la Universidad de Murcia, que dirige, se pusieron manos a la obra hace más de dos años. La idea era «diseñar una técnica similar a la que se utiliza para el ligamento cruzado de rodilla». Representaba un reto, porque el codo es «posiblemente la articulación más compleja de todas por su anatomía y estructuras neurovasculares que la rodean». Finalmente, Martínez y su equipo diseñaron una cirugía por artroscopia (es decir, mínimamente invasiva, con ayuda de una cámara que se inserta a través de un delgado tubo para visualizar el interior de la articulación). Si la lesión es reciente, los traumatólogos pueden reparar el propio ligamento mediante este nuevo procedimiento, ya que tiene potencial de cicatrización. Si han pasado tres o cuatro semanas desde la rotura o luxación, el ligamento afectado ya no tiene capacidad de cicatrización, por lo que se requiere de un injerto. Es lo que se conoce como ligamentoplastia.
Se extrae, mediante una pequeña incisión, tendón de la parte interna de la rodilla, quese utilizará como injerto.
Se realiza un túnel en el hueso cúbito, anclando el injerto.
Por artroscopia, se identifica el punto de origen en el que debe anclarse el ligamento yse hace un túnel en el húmero.
Por control artroscópico, se introduce el injerto en el túnel realizado en el húmero y seestabiliza con un tornillo.
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En concreto, mediante una pequeña incisión se extrae tendón de la parte interna de la rodilla para implantarlo mediante artroscopia en el codo. Primero, se abre un túnel en el hueso cúbito para anclar el injerto y, después, «se identifica el punto de origen en el que debe anclarse el ligamento (o punto isométrico)», realizando un túnel en el húmero. Finalmente, «por control artroscópico se introduce el injerto en este túnel hecho en el húmero y se estabiliza con un tornillo».
Los primeros resultados de esta artroscopia de codo son muy prometedores y acaban de ser publicados en 'Arthroscopy', la revista científica de referencia en este campo. Se han evaluado los resultados de 15 pacientes intervenidos hace más de un año de una lesión aguda y de otros 15 a los que hubo que realizarles una ligamentoplastia. Menos del 5% de todos estos pacientes siguen presentando algún tipo de secuela por la luxación de codo, lo que contrasta con un porcentaje superior al 30% entre quienes no son intervenidos, destaca Francisco Martínez. «Ya no necesitamos tres semanas de inmovilización del codo. La recuperación tras la operación es rápida y podemos iniciar una movilización precoz de la articulación, con lo cual evitamos los problemas de rigidez y aseguramos la estabilidad del codo. Además, al llevarse a cabo esta intervención con pequeñas incisiones, también reducimos el riesgo de infección», resume.
La técnica desarrollada en La Arrixaca está llamada a convertirse en una alternativa sobre todo para deportistas lesionados y para personas jóvenes a las que una luxación de codo puede incapacitar laboralmente. Francisco Martínez ya ha presentado esta innovadora intervención en los congresos de la Academia Americana de Cirugía Ortopédica (Aaos) y de la Sociedad Internacional de Artroscopia, Cirugía de Rodilla y Medicina Deportiva (Isakos). Próximamente, acudirá a Alemania para dar a conocer el procedimiento y también va a comenzar a formar a traumatólogos en Madrid.
«En Estados Unidos y en todas partes, se sigue utilizando todavía la cirugía abierta, que fue desarrollada en su momento por la clínica Mayo», explica el traumatólogo de La Arrixaca. Desde Murcia, se exporta ahora una alternativa que promete revolucionar el abordaje de estas luxaciones.
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Óscar Beltrán de Otálora e Isabel Toledo
Fermín Apezteguia y Josemi Benítez (ilustraciones)
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