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Puerta de Murcia, en Cartagena, en 1925, donde estuvo la sede del banco.
Aquellas pioneras que abrieron camino en el mundo financiero

Aquellas pioneras que abrieron camino en el mundo financiero

La revista científica 'Feminist Economics' publica un trabajo de dos profesoras de la UMU sobre el empoderamiento de la mujer en el sector, a partir de su presencia en el Banco Hispano Americano al inicio del siglo XX

Lunes, 28 de agosto 2023, 07:28

El desembarco de la mujer en el ámbito financiero nunca fue un camino fácil y en algunos territorios con más dificultades si cabe. Pero, como pasa siempre, hay pioneras que rompen convencionalismos y abren paso al resto. Un artículo científico de dos profesoras de la Universidad de Murcia, publicado en la prestigiosa revista 'Feminist Economics', indaga en la presencia femenina en el sector bancario español en las primeras décadas del siglo XX, a partir de la investigación sobre un referente para la época como el Banco Hispano Americano. Susana Martínez Rodríguez (Facultad de Economía y Empresa) y Laura López Gómez (The Open Faculty-Turismo y Relaciones Internacionales) revelan un fascinante panorama de mujeres que adquirieron acciones en esa entidad y contribuyeron a la dinámica económica.

Porque la realidad es que hablamos de un colectivo cuyo legado ha sido poco explorado hasta ahora en la historia financiera, a pesar de haber desafiado las barreras sociales y económicas de su tiempo. Y es que en los albores de aquel arranque del siglo XX la tenencia de acciones bancarias experimentó un proceso de democratización no solo en el número de accionistas, sino en la presencia de las mujeres, «hasta el punto de que se convirtieron en una amplísima minoría».

Susana Martínez y Laura López.

La única murciana

Entre esas protagonistas que fueron tenedoras de participaciones en el capital del banco -fundado en 1900 por un grupo de emigrantes españoles que regresaron al país después de hacer fortuna en América, los denominados indianos-, hubo solo una murciana. Se trataba de Consolación García Franco, registrada como accionista en Jumilla, cuyo nombre aparece en la documentación de los fondos estudiados, que son custodiados en el Archivo Histórico del Banco Santander, tras su fusión en 1999 con el Banco Central Hispano, que absorbió ya ocho años antes a la sociedad originaria.

El trabajo de las dos autoras, 'Empoderamiento financiero: El legado de las mujeres accionistas del Banco Hispano Americano', se ha desarrollado a lo largo de varios años y con la colaboración de la Fundación Séneca. En él han profundizado en el accionariado de dicha entidad entre 1922-1935, desvelándose que «una parte muy significativa eran mujeres anónimas», resalta Susana Martínez. Además, «eran parte de la incipiente clase media-alta y buscaban rentabilizar sus ahorros con un rendimiento periódico, o había recibido los activos en herencia», añade.

Consolación García Franco, de Jumilla, estaba entre la docena de accionistas de la Región que integraban la entidad

Un ejemplo de esto último pudo ser el caso de Consolación, la única mujer de la Región que aparece en las anotaciones de forma puntual en el año 1932 entre los doce accionistas localizados en tierras murcianas. Ella aparece como titular de tres acciones, que equivaldría a unos 4.000 euros en valor nominal en su traslación a la actualidad, aunque el precio de las acciones en la bolsa sería considerablemente mayor. «Todo sugiere que esta cartera fue heredada de su hermano, que aparecía con esa misma cantidad el año anterior, pero no figura ya después, y su puesto es ocupado por su hermana», aclara la profesora de Economía Aplicada de la UMU.

Claro que su aportación está lejos de lo que supuso la de Pascuala Zaldo Rivera, que con su familia llegada de México a Madrid participó en la fundación del banco con 500 acciones, y cuya hija y sobrinas poseyeron importantes paquetes de acciones. Hay que tener en cuenta que, en aquellos años, la red bancaria empezó a expandirse por toda España. Las entidades querían estar en las principales plazas. De hecho, se había convertido en un signo de modernidad, una referencia para las ciudades. Por ello, aunque la relación con los bancos continuaba siendo muy exclusiva de las élites, se empezaban a mostrar signos de apertura social para realizar más operaciones y captar capital. De ahí que las clientas con ahorros emergían como filón de inversores.

La sucursal del banco en Murcia abrió en 1920 junto al Casino.

Desde 1920, el Banco Hispano Americano contaba con una sucursal en la céntrica calle Príncipe Alfonso en Murcia (hoy Trapería, a la altura del Casino); y al año siguiente se abrió otra sucursal en Cartagena, a las que siguieron algunas más en otros lugares de la provincia en los años siguientes.

En suma, una parte de la movilización del ahorro fue posible a través de la compra de acciones que se impulsaba desde las sucursales. Aunque en los años estudiados el número de accionistas de la Región era aún reducido, pero destacan figuras como el profesor del Colegio Pericial Mercantil José Magaña Soria; Alfonso Cervantes García -emparentado con el empresario de la Sierra Minera de Cartagena-La Unión, Serafín Cervantes-; el empresario Ramón Minguell Carreras, que en 1935 se hizo cargo de la gestión del Teatro Circo de Cartagena; y Esteban Cuenca Navalón, párroco de San Pedro Apóstol de Calasparra.

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