Tomás Baeza, preparador, imparte una clase a un grupo de opositores. Javier Carrión / AGM | Vídeo: Verabril

El año del 'boom' de las oposiciones

Los aspirantes a funcionarios, aislados emocionalmente en busca de un futuro estable, encuentran en 2023 la ocasión más esperada: más de 40.000 plazas disponibles

Domingo, 9 de abril 2023, 07:23

Viven encerrados. Apenas salen de casa para meterse de nuevo en otra cueva: el viaje a la academia o la biblioteca es a veces el ... mejor momento y el más esperado. Les cuesta ver la luz del día. Más aún la de la noche. Encuentran dificultades para disfrutar de su familia, amigos y de las pequeñas alegrías que a uno le permiten seguir día a día. Solo pueden mirar al pasado y soñar con el futuro. El presente, hipotecado, parece no existir. Están ante la oportunidad de su vida; la ocasión perfecta para ilusionarse con el día de mañana. Así viven los miles de opositores que se preparan para el examen que les puede abrir las puertas a otro mundo, el del sector público. Pese al coste emocional y social, cada vez son más lo que eligen el camino para ser funcionario para dar así el salto al mundo laboral.

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La oportunidad

El esfuerzo es titánico; las oportunidades, numerosas. Este año son variadas las opciones para acceder a un puesto de funcionario, desde los relacionados con la seguridad (policías, bomberos…), administración general (técnicos, administrativos…), hasta los de Justicia, Hacienda, Educación, Correos y Servicios Sociales. En la Región de Murcia hay más de 90.385 empleados públicos, repartidos entre las administraciones estatal (16.406), regional (61.044) y local (12.935), según los últimos datos del Ministerio de Hacienda y Función Pública. En las próximas semanas y meses serán muchos más.

Este año está marcado en rojo en el calendario para los aspirantes a empleados públicos. 2023 es año de oposiciones. La Administración del Estado oferta un total de 27.509 plazas, que se distribuyen entre las correspondientes al Cuerpo General Administrativo (13.157), Gestión de la Administración Civil del Estado (6.474), Cuerpo General Auxiliar (4.086), Técnicos Auxiliares de Informática de la AGE (2.352) y Gestión de Sistemas e Informática de la Administración (1.440).

Tomás Baeza, preparador, imparte una clase a un grupo de opositores. Javier Carrión / AGM

El sector judicial también abre sus puertas este año para nuevos empleados. La Administración de Justicia oferta 2.874 plazas, de las que 1.091 son para el Cuerpo de Gestión Procesal y Administrativa, 1.191 para Tramitación Procesal y Administrativa, y 592 para el Cuerpo de Auxilio Judicial. Pero las oportunidades no acaban ahí. Correos ofrece 7.757 plazas para los puestos de reparto, agente-clasificación y atención al cliente. Concretamente, en la Región de Murcia hay 202 vacantes y ya hay 2.904 inscritos para el examen. Pero la gran oferta de empleo público prevista para este año también renovará el número de agentes de Hacienda Pública, ya que se abren 1.036 plazas. A una de estas cuarenta mil plazas de funcionario optan numerosos ciudadanos de la Región de Murcia que, sin miedo a adentrarse en una aventura lejos de su hogar, se preparan a conciencia cada día para dar un paso de gigante en su vida.

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El intento

Cuando las puertas de la universidad se cierran, la realidad golpea de lleno a muchos. Las mentes de los más jóvenes se llenan de incógnitas y la oferta laboral sirve cada vez menos como respuesta. Por ello, y para evitar la sensación de vacío a la espera de un trabajo que o no llega o no cumple los requisitos, algunos siguen formándose. Es aquí cuando aparece la opción de una oposición como salvavidas. Un clavo ardiendo al que se agarran también otros tantos que, hastiados de ejercer un oficio del que no se han formado o que no les valora cualitativa y económicamente, prefieren arriesgarse y dejar lo que tienen para buscar lo que quieren: estabilidad y futuro.

Juan Pedro Martínez, opositor. J.M. Rodríguez / AGM

Entre los primeros se encontraba hace poco más de un año Juan Pedro Martínez, un joven de 23 años de La Unión al que, tras graduarse en Derecho, se le abrieron dos caminos: un máster o una oposición. La elección no fue fácil, pero una voz autorizada le despejó las dudas: «Fue mi tutora del TFG la que me recomendó que me preparase la oposición de Secretario-Interventor de la Administración Local. Mientras llegaba la fecha salió la de Técnico, que es menor pero comparte un gran temario», indica.

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De repente, Juan Pedro se vio inmerso en dos oposiciones en busca de «calidad de vida, a nivel de tiempo y dinero». Una calidad que se pierde del todo mientras se vive entre apuntes. «Opositar te hace mal hijo, mal hermano, mal amigo y mal novio. Renuncias a tu entorno, tu vida se paraliza durante ese año y medio que tardas en hacer el examen. No puedes tener hobbies, ni comidas familiares. Nada. Solo tienes un día libre a la semana y no te queda tiempo para dedicárselo a todo el mundo. Y, además, eres totalmente dependiente a nivel económico y tampoco tienes dinero», confiesa Juan Pedro.

Un aliciente como motor

Las semanas se hacen eternas a la espera del domingo, la jornada normalmente elegida para volver a abrazar a la pareja y reír con los amigos. Cada lunes comienza el día de la marmota. Un horario que seguir. Una agenda a la que hacer caso. «Mi preparación ha sido como tener un trabajo. Empezaba a estudiar a las 8.30 y paraba a la una y media, con un descanso. Comía y me volvía a poner de tres y media a siete y media u ocho, con otro descanso. Estudiaba un mínimo de 8 horas limpias al día. El martes, preparador, que para mí fue fundamental para llevar un orden y saber que lo que me preparaba era lo idóneo. El domingo era el día libre, que siempre debes tener uno. Los viernes y los sábados es lo que más cuesta. Aprendes a valorar más el tiempo. Mi ilusión era el domingo, el aliciente para empezar cada mañana a estudiar», cuenta Juan Pedro.

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Susana Martínez, opositora. Cedida

Otro caso muy diferente es el de Susana Martínez. Ella también se licenció en Derecho, pero en 1999. Tiene 46 años y desde hace poco más de un mes se prepara para administrativa de la Administración General del Estado. Hasta entonces ejercía como abogada de forma autónoma, pero un problema de salud le obligó a cambiar de rumbo su vida. «Necesitaba más tranquilidad para poder cuidarme al mismo tiempo. Tenía que buscar algo que me diera estabilidad y mayor flexibilidad. Opté por esta oposición porque me gusta estar de cara al público y aportar a la sociedad. Quiero probar la parte que no se ve de la labor administrativa, que el ciudadano tenga una buena atención y un buen servicio», sostiene.

Susana tiene que aprenderlo todo en tiempo récord. Cuando en febrero comenzó este camino, no sabía que después de verano [presumiblemente] llega la cita clave: el examen. Su día a día también es entre apuntes, pero cuenta con el apoyo más fiel y el cariño más reparador cuando vienen los días malos: «Estoy casada y soy madre de dos hijos. A veces tengo que levantarme a las 5 de la mañana para que me dé tiempo a todo. En mi caso no puedo mirar solo por mí. Es clave buscar el equilibrio y obedecer a tu cuerpo: si estoy cansada o desanimada, es mejor hacer test que estudiar. Estas vacaciones se presentan diferentes, con los libros debajo del brazo, pero mis hijos se las merecen. El que quiere, puede, aunque haya que hacer malabares», reconoce.

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La preparación

Pelear contra las emociones, vencer al desánimo y sacar fuerzas cuando apenas queda energía resulta fundamental para poder seguir dando pasos hasta esa línea de meta que siempre se ve infinitamente lejos. Saber combatir con los fantasmas que amenazan con complicar aún más el escarpado camino hasta el examen es una de las claves en la preparación. Pero junto a esto, la verdadera piedra filosofal, el primer mandamiento de obligado cumplimiento para cualquier opositor, es contar con un preparador que, al mismo tiempo que ayuda y orienta didácticamente, se va convirtiendo en una especie de 'coach' emocional al que el aspirante le entrega toda su esperanza y le ruega toda la confianza.

Es la figura encargada mostrarle el camino, de ayudarle a dar los primeros pasos, pero también los últimos. Así lo deja claro Susana Martínez, que dejó de escuchar a los que le decían que ella sola podía: «El preparador y la academia son tu guía. No es lo mismo un examen de la carrera y una oposición, aquí miran cada detalle y la sapiencia de un experto y sus años de experiencia lo son todo».

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Un ejemplo de ello es Tomás Baeza, gestor procesal y preparador de oposiciones de Administración de Justicia. Hoy imparte clase en la academia GM Oposiciones. Lleva 27 años, algo más que de funcionario. «Empecé justo el mismo día que aprobé la oposición. Obtuve una gran calificación y mi preparador encontró el momento ideal para para encontrar el relevo y me propuso sustituirle. Comencé a dar clase antes de tomar posesión como empleado público», confiesa.

Tomás Baeza, preparador, imparte una clase a un grupo de opositores. Javier Carrión / AGM

Ha visto pasar a miles y miles de aspirante por el aula. Eso sí, siempre de 15 en 15 y con una clase a la semana, «la mejor forma para que el preparador pueda prestar una atención casi individualizada a cada alumno», señala. Son casi tres décadas trabajando con aspirantes de todo tipo: «Están aquellos que lo hacen por vocación, pero la mayoría 'aterrizan' buscando un trabajo donde se le permita algo que la empresa privada difícilmente puede asegurar, como la conciliación de la vida laboral y familiar, la flexibilidad, la movilidad y la promoción interna, además de esa retribución mensual fija», apunta Baeza.

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En pequeñas dosis

Si dicen que las prisas no son buenas consejeras, en la preparación de una oposición mucho menos. La paciencia y la constancia son dos grandes aliadas para sobrellevar el trabajo, mental y emocional, y obtener éxito al final de una carrera de fondo. Así lo indica Tomás Baeza, que deja claro cuáles son las claves para llegar al examen con el trabajo bien hecho: «El aspirante debe echar tantas horas de estudio al día o a la semana como horas en un trabajo. Es imprescindible ser constante, llevar un orden estricto con uno mismo y con las materias, seguir un calendario. Yo recomiendo trabajar en uno o dos temas a la semana y centrarse en ellos, no más. Es importante tomarse algún día libre, y, evidentemente, obviar aquellos trabajos y tareas que son incompatibles».

La recompensa al trabajo

La espera hasta la fecha del examen se puede hacer eterna. Tanto, que algunos aspirantes comienzan la preparación sin ver qué día llegará el final. La pregunta de hasta cuándo retumba en la mente de muchos opositores con miedo a que llega el desánimo. Pero un día llega el momento de plasmar en un papel todo lo aprendido. La hora de luchar contra los nervios. Sobre todo para aquellos que son primerizos en estas pruebas, como Juan Pedro: «No debemos meternos presión. Los que nos presentamos por primera vez tenemos que pensar que es para probar, para ver si hay suerte. Tienes que convencerte a ti mismo y a tu entorno que lo normal es no acertar a la primera, que hay mucha gente igual que tú o con más preparación. Nunca debes perder el optimismo, pero debes pensar que no todo acaba ahí, que habrán mas oportunidades», comenta.

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Sabe de lo que habla. Este joven de La Unión de 23 años ya ha conseguido una plaza como Técnico de la Administración en el Ayuntamiento de Cartagena tras aprobar la oposición el pasado mes de febrero. Ahora está inmerso en la de Secretario-Interventor, pero su cara ya refleja felicidad: sus amigos han vuelto a disfrutar de él y su novia ya no tiene que echarle de menos porque está junto a ella. «Cuando te dan la nota, no te lo crees. Te cambia la vida. Miras atrás, cómo te has sentido, y ves el futuro y sientes que todo ha merecido la pena. A partir de ese momento ya no eres dependiente, tienes la vida garantizada, un trabajo, un salario y una calidad de vida que tanto había perseguido. Tengo proyectos de futuro y sueños que ahora puedo cumplir», dice un Juan Pedro feliz y con ganas de recuperar el tiempo perdido.

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