El Servicio de Emergencias y Protección Civil de Lorca inspeccionan un pozo localizado en las inmediaciones de la depuradora donde apareció la camiseta con ADN del pequeño Gabriel. N. García / AGM

Los 'ángeles' murcianos que intentaron encontrar a Gabriel

Un total de 169 efectivos de Bomberos, Policía Local, Protección Civil, Servicios de Emergencias y Policía Nacional de la Región participaron en la búsqueda del pequeño en Níjar

Domingo, 11 de marzo 2018, 08:01

Como si tuviese dos anclas por pies, sobre una abrupta pendiente, en pleno parque natural de Cabo de Gata-Níjar, el cabo del parque de bomberos del Infante de Murcia, Manuel Zamora, mantenía el equilibrio mientras repasaba al detalle el mapa que le entregaron en el Puesto de Mando Avanzado para colaborar en la búsqueda del pequeño Gabriel. «Nos han asignado el rastreo de un perímetro de dos kilómetros cuadrados», precisaba justo antes de lanzarse monte abajo para peinar el cauce de una rambla hasta su desembocadura en la espectacular Cala Hernández. «Tengo cuatro hijos y uno de ellos se llama Gabriel, como el niño desaparecido. Tenemos que echar una mano como sea». Este sentimiento era la motivación que compartían los 169 efectivos de Bomberos, Policía Local, Servicio de Emergencias, Protección Civil y Policía Nacional de la Región de Murcia que, desde el 2 de marzo, se desplazaron a Níjar, por grupos, para trabajar voluntariamente en el dispositivo que coordinaba la Guardia Civil.

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«Vamos a rastrear palmo a palmo», comentaba al equipo de 'La Verdad' que acompañó el pasado martes a diez bomberos de los parques del Infante y Espinardo que participaban en las labores de rastreo del perímetro de búsqueda que estableció la Benemérita a lo largo de 12 kilómetros, desde Campohermoso hasta la playa de Las Negras.

«Hay que emplear el sentido común, no vamos a buscar debajo de cada piedra, sino en lugares en los que puede haber accedido una persona, tanto voluntaria como involuntariamente». Los ojos del Puesto de Mando Avanzado sobre el terreno eran los voluntarios. Los bomberos llevaban un GPS con el que pasaban todos los datos que recababan al Grupo de Emergencias de Andalucía (GREA) para que ellos dejaran marcados los sectores como 'zona limpia'. «Orográficamente, se trata de un terreno muy difícil, y debemos avanzar en línea para no marcar dos veces el mismo sitio». La noche anterior llovió, el suelo estaba húmedo y un paso en falso era sinónimo de rodar ladera abajo porque el desnivel de la zona era del 12%.

«Tengo cuatro hijos, uno de ellos se llama Gabriel; tenemos que echar una mano como sea»

Manuel Zamora | Cabo de bomberos en El Infante

«Almería fue una de las provincias que ayudó a Lorca en los terremotos y es nuestro deber estar aquí»

Santiago Ibarra | Técnico de Emergencias de Lorca

«Este caso ha roto todos los esquemas; no tiene nada que ver con Diana Quer ni Marta del Castillo»

Fran Jiménez | SOS Desaparecidos

«Hemos empezado con la esperanza de localizar algún vestigio y nos vamos con sabor amargo»

José Ángel Molero | Policía Local de Águilas

«El trabajo que hacen los voluntarios sirve para aliviar el sufrimiento por el que están pasando los padres»

Mari Carmen Navarro| Grupo Eire de Cruz Roja

Detrás de unas rocas, el cabo localizaba dos camisetas y un pantalón vaquero. «Es una falsa alarma, la ropa está húmeda y las tallas son grandes, pertenece a los ocupantes de una patera». Zamora tenía tantas canas en la barba como servicios y experiencia a sus espaldas, muchos de ellos de voluntario, como en las labores de limpieza de chapapote del 'Prestige' y en la ola de incendios que en octubre arrasó Galicia. «Aquí cada uno tiene su teoría, la mía es que si ese niño está vivo, lo han raptado».

Sin rastro de Gabriel

  • 27 de febrero Guardia Civil, Policía Local Protección CIvil, voluntarios y familiares comenzaban la búsqueda del pequeño, al que se le perdió el rastro en un trayecto "de apenas 100 metros".

  • 28 de febrero Los efectivos se afanaban en buscar en cualquier sitio, como acequias, balsas o rincones. Más de 200 personas están peinando desde ese día un radio que se ha ido extendiendo desde Las Hortichuelas Bajas.

  • 1 de marzo Más de 300 voluntarios se unían a la búsqueda sin descanso del menor. También el Grupo de Emergencias de Andalucía (GREA) desplegaba un Puesto de Mando Avanzado (PMA), incorporándose a la búsqueda efectivos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) y unidades canidas de la Guardia Civil

  • Viernes 2 de marzo España entera está angustiada. Los padres del niño apuntan a una desaparición forzosa, mientras que la investigación estrecha el entorno de la familia en busca de pistas

  • Sábado 3 de marzo Se halló la camiseta de color blanco y talla infantil. La prenda se encontró en una vereda de tierra a escasos 300 metros de la depuradora de Las Negras, junto al camino que lleva a la Cala San Pedro.

  • Domingo 4 de marzo El GEAS no encuentra nada en la depuradora.

  • Lunes 5 de marzo La Guardia Civil aseguraba que "es negativo cada minuto que pasa" sin hallar a Gabriel. Sus padres aseguran que el ADN del nilño encontrado en la camiseta les hace "tener fuerzas".

  • Martes 6 de marzo El padre del menor está convencido de que su hijo llevaba puesta la prenda en el día en el que salió de camino a casa de sus primos.

  • Domingo 11 de marzo Aparece el cadáver de Gabriel en el coche de Ana, la actual pareja del padre del niño.

Pasaban 26 minutos del mediodía cuando una patrullera de la Guardia Civil que estaba inspeccionando la playa, informaba por radio a los bomberos de Murcia que en su perímetro había un bulto verde sospechoso. El aviso era un chute de adrenalina para el equipo de Zamora, que aceleraba el paso, a pesar del riesgo por lo escarpado de la zona.

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Al llegar a Cala Hernández, se divisaba la patrullera frente a la costa, y por el ‘walkie’ del cabo, uno de los bomberos le daba malas noticias: «Había un par de bultos en el acantilado, nada reseñable».

El cabo Pascual Rabadán bajaba por una colina y tampoco traía novedades tras revisar varias cuevas.

-Pascual, ¿con qué sensación se queda uno tras rastrear dos kilómetros de monte sin hallar ninguna pista del paradero de Gabriel?

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- Hay que seguir buscando.

Estaba prohibido que los ánimos decayeran. El grupo tenía que volver a recorrer la rambla, a la inversa, con el zumbido de los mosquitos como banda sonora, antes de dirigirse a otro sector. Paralelamente, en las inmediaciones de la depuradora en la que se localizó una camiseta de Gabriel, se desplegaban 13 miembros del Servicio de Emergencias y Protección Civil de Lorca.

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Galería. Tareas de búsqueda de los efectivos procedentes de la Region. Nacho García / AGM

«Con los terremotos de 2011 sufrimos una gran emergencia y Almería fue una de las provincias que se volcó con Lorca y es nuestro deber estar aquí», reflexionaba Santiago Ibarra, técnico del Servicio de Emergencias y Protección Civil. Este diario se sumaba a las labores de rastreo del equipo lorquino justo cuando el tiempo cambiaba bruscamente, con rachas de viento de 30 a 40 kilómetros por hora. «Lo peor es el suelo de conglomerado que se desprende fácilmente, y las laderas de los cabezos hay que recorrerlas en zig-zag».

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Sin probar bocado

Eran las tres de la tarde y no habían parado a comer porque era vital aprovechar las horas de luz para localizar al pequeño de 8 años o cualquier pista que ayudara a los investigadores. «Si localizamos algún objeto no podemos tocarlo, lo fotografiamos y mandamos las imágenes y las coordenadas al Puesto de Mando Avanzado», detalla Ibarra.

El personal de Lorca, al igual que los bomberos de Murcia, también tenían la misión de inspeccionar pozos, cuevas, aljibes, balsas... De hecho, la Guardia Civil de Almería admitía que era «un caso muy complicado» por las características del terreno donde confluían la sierra, el mar, explotaciones agrícolas y casas rurales diseminadas. «Cada 200 metros hay un pozo», ejemplificaban. Y no exageraban porque, a las 15.41 horas, el Servicio de Emergencias y Protección Civil de Lorca localizaba uno junto a una casa en ruinas. «Hay que ver si tiene aguas fecales y si hay gases para emplear un equipo de respiración autónoma», indicaba Francisco Javier García, especialista en trabajos verticales y subacuáticos.

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Francisco Martínez lanzaba un cabo con una bomba para medir el pozo: «Tiene doce metros de profundidad y hay más de tres metros de agua». El especialista se ponía un traje de neopreno mientras sus compañeros, con rictus serio, montaban un trípode de rescate al que Francisco Javier enganchaba su arnés.

-Estás a punto de descender al pozo, ¿en qué piensas ahora?

-Si encuentro al niño, la familia podrá empezar el luto, pero si no está hay que seguir buscando. En cualquier caso, será una putada.

Después de bucear durante un cuarto de hora no localizó nada. «Solo había unas chanclas de adulto, una galería sin salida y basura». Había que desmontar el trípode y retomar la búsqueda. «El caso de Gabriel ha roto todos los esquemas porque no hemos recibido ni una sola llamada de alguien diciendo que lo haya visto. Con Diana Quer, Marta del Castillo y Yéremi Vargas recibimos cientos de llamadas de toda España», lamentaba Fran Jiménez, coordinador regional de SOS Desaparecidos, con sede en Caravaca de la Cruz.

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El caso también fue un ejemplo de colaboración entre Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Valga como ejemplo la imagen de cinco policías locales de Águilas y siete de Alhama de Murcia, barriendo una zona codo con codo con guardias civiles. «Íbamos intercalados, cabezo arriba, cabezo abajo», detallaban el agente Salvador y el cabo Miguel, ambos destinados en la localidad aguileña. «En estos momentos se aprecia el buen ambiente entre Cuerpos». Habían peinado por enésima vez los alrededores del cañaveral próximo a la depuradora donde fue localizada la camiseta con ADN de Gabriel, junto al barranco de Las Agüillas. «Hemos empezado con la esperanza de encontrar algún vestigio y hemos acabado igual», lamentaba José Ángel Molero, policía local de Águilas. «Te quedas con un sabor amargo». La responsable regional del Grupo Eire de Intervención Psicosocial de Cruz Roja, Mari Carmen Navarro, alertaba a los voluntarios del dispositivo de que eran «responsables de la búsqueda, no del resultado».

Personal de los Servicios de Emergencias y Protección Civil de Lorca peinan una loma con rachas de viento de cuarenta kilómetros por hora. N. García / AGM

Navarro les recomendaba que, si tras los trabajos «lo necesitaban», solicitasen atención psicológica «para evitar pensamientos intensivos, en los que se repiten imágenes y sentimientos relacionados con la búsqueda». La responsable del Grupo Eire recordaba la importancia de su trabajo «para aliviar el sufrimiento de los padres».

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Ángel Cruz y Patricia Ramírez sintieron el apoyo de efectivos de Almería, la Región de Murcia, Granada, Valdemoro... que desde que amanece hasta que se oculta el sol trabajaban a destajo para localizar a su hijo.

A diario se movilizaron de 200 a 250 efectivos, un dato que contrasta con los veinte vecinos que residen en Las Hortichuelas Bajas: una aldea sin bares ni tiendas, donde solo hay casas. «Aquí nunca ha pasado nada», comentaba un vecino a ‘La Verdad’, mientras paseaba su perro cerca de la casa de la abuela de Gabriel, el punto desde el que partió el niño, el 27 de marzo, para dirigirse a casa de sus primos. Cien metros de distancia que jamás completó.

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La teoría del pueblo

«Lo que ha pasado es de película». Este jubilado no daba crédito a que la Guardia Civil registrara la casa de su madre hasta en dos ocasiones. «¡Si tiene 95 años y la tengo que cuidar!». Una carretera nacional separa Las Hortichuelas Altas de Las Hortichuelas Bajas, pero les unía una teoría sobre la investigación: «Al niño lo han secuestrado y la búsqueda no sirve de nada». La Benemérita mantenía dos líneas de trabajo, una centrada en localizar vivo o muerto al pequeño en la Sierra de Gata, y la otra, investigar el entorno de los padres.

La sombra de la sospecha se cernía en primer lugar en la figura de Diego F., el acosador de Patricia, la madre de Gabriel, y al que varios vecinos situaron leyendo en la terraza de su casa en Antas una hora después de la desaparición. También se indagaba sobre el papel de Ana, la pareja de Ángel, el padre del pequeño, y que no solo encontró la famosa camiseta, sino que también vistió al menor la mañana de su desaparición.

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Miguel, cabo de la Policía Local de Águilas, rastrea una casa en ruinas en la Sierra de Gata. N. García / AGM

La otra prueba que manejaba la Benemérita era el testimonio de una vecina de Las Hortichuelas Bajas, que afirmaba haber escuchado a la hora de la desaparición (15.45) el motor de una furgoneta. Los bomberos de Murcia geolocalizaron seis pozos, seis balsas, tres canteras y el sótano de un cortijo en ruinas para que los investigadores decidieran si los inspeccionaban buzos y Policía Judicial. Esta no fue la única aportación de la Región a la investigación, ya que el jueves, la batida que realizó la Policía Local de Jumilla con la perra 'Atila' localizó un semisótano a medio construir.

«Los vecinos dijeron que las tablas que lo tapaban estaban movidas», relataba el cabo José David Martínez, responsable de la Unidad Canina.

Las pistas de los ‘hippies’

«La perra también localizó una manta, pero era de un 'hippie'». En la Cala de San Pedro hay un asentamiento y, durante los trabajos, se estuvieron localizando muchas prendas de ropa abandonadas por los 'hippies'. Los agentes jumillanos junto a cuatro policías locales de Fortuna recorrieron la pista forestal que llega a la Cala de San Pedro y el barranco del Ricardillo. Allí, el agente fortunero José Tomás López se dio cuenta de que la historia de Gabriel, ese pequeño al que le entusiasmaban los peces, también conmovió a los inmigrantes que se ganan la vida en los invernaderos almerienses. «Nos encontramos a un marroquí, sobre un cerro, apoyado en dos varas de olivo, a modo de bastones y nos contó que buscaba al niño cada día porque se conocía esos montes».

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Los policías le felicitaron. No solo la sociedad civil se volcó en la búsqueda, también los políticos, como el edil de Emergencias de Lorca, Juan Miguel Bayonas, o Juventudes Socialistas de Caravaca de la Cruz, y deportistas, como el grupo de aficionados de trial de Lorca que recorrió con sus motos las ramblas. Pero ni el trabajo de los voluntarios ni las batidas aéreas con helicópteros ni la tecnología, como los drones que llevó Protección Civil de Totana, lograron localizar ni una sola pista.

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Galería. Un bombero se introduce en uno de los pozos LV

Tampoco lo consiguieron el viernes los bomberos de Cartagena, equipados con una cámara que permitía inspeccionar pozos sin adentrarse en ellos. «Tiene una autonomía de 50 metros de profundidad», resaltaba Ginés Vergara. «Hemos revisado tres sectores y había dos pozos sin localizar que verificamos que estaban limpios». Durante su caminata de diez kilómetros también hallaron una galería de veinte metros de profundidad. «No había nada».

El cuerpo sin vida de Gabriel ha sido localizado finalmente en el maletero del coche de Ana, la novia del padre, cuando iba a transportar el cadáver.

Desaparecidos y hallados 7 niños en la Región en 3 años

En los últimos tres años, siete niños de entre 6 y 11 años desaparecieron en la Región. SOS Desaparecidos confirma que todos fueron localizados en las primeras 24 horas y que ninguno fue objeto de un intento de secuestro. Unos salieron de casa sin avisar, otros se perdieron por un centro comercial, en un parque, incluso en la Cabalgata de Reyes. Cada vez que se pierde un menor de edad, entra directamente en el rango de desaparecidos de alto riesgo, al estar expuesto a accidentes, agresiones físicas o sexuales. El protocolo que sigue SOS Desaparecidos es pedir a los padres una copia de la denuncia para corroborar la veracidad del caso, crea una ficha del menor, con sus datos personales y físicos, y la difunde por las redes sociales. En función de la información recabada se emite una orden de búsqueda internacional. En el caso de Gabriel ya se ha activado: «Viste pantalón negro Adidas con rayas blancas y chaqueta roja con capucha».

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