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Álex
Ángela de Haro, la 'niña de la cocina' con un limón tatuado
Joven promesa de los fogones

Ángela de Haro, la 'niña de la cocina' con un limón tatuado

La murciana está entre los 100 jóvenes talentos gastronómicos de España seleccionados por el Basque Culinary Center. La joven promesa de los fogones es una chica de 24 años curiosa y extrovertida a la que le encanta viajar

Lunes, 20 de mayo 2024, 01:10

Cada vez que mira el limón que lleva tatuado en su tobillo izquierdo recuerda la riqueza culinaria de la tierra donde nació y a la que le gustaría volver algún día para echar raíces. Cuando no lo hace, tampoco olvida haber crecido entre los árboles que dan como fruto el cítrico por excelencia de la Región en la casa familiar de la huerta de Alcantarilla, donde tantos recuerdos de la infancia atesora. Ángela de Haro (Murcia, 1999) está entre los cien jóvenes talentos gastronómicos seleccionados por el Basque Culinary Center de San Sebastián. Fue allí donde empezó su carrera de fondo en el mundo de la restauración, pero su historia de amor con la gastronomía viene de lejos.

Cuenta que de cría siempre le pedía a los Reyes Magos «una cocinita nueva, cacharros y alimentos». Con su hermana Isabel como pinche e infatigable compañera de aventuras (y travesuras), a los 12 años Ángela pasó de la imaginación a la acción y cogió las riendas de los fogones de su casa para encargarse de las cenas, ya que sus padres –Antonio y Maribel– volvían tarde de trabajar. El verano que cumplió los 16 tuvo su primera experiencia laboral en el restaurante de un hotel de Benidorm, donde sus compañeros la bautizaron como 'la niña de la cocina'. Y algo de razón tenían.

Esas mismas vacaciones también estuvo en un local de comida tradicional donde «iba feliz a trabajar» y reafirmó su deseo de dedicarse al mundo culinario, además de demostrar a sus padres que lo de irse al País Vasco a estudiar Gastronomía y Artes Culinarias no era un capricho de adolescente.

Durante su formación, hizo prácticas en Disfrutar, restaurante de Barcelona con tres estrellas Michelin donde «brilla la excelencia», en el que Ángela comprobó de primera mano que «la gastronomía es mucho más que cocinar y servir». Deseosa de profundizar en la alta cocina de la Región, también pasó por Local de Ensayo y Magoga (1 estrella Michelin), restaurantes donde se metió de lleno en el oficio y encontró a «dos grandes familias que miman el producto local con conceptos arriesgados que demuestran amor por la tierra».

Al mismo tiempo que cursaba Gastronomía en el País Vasco –en la especialidad de vanguardia culinaria–, estudió Administración y Dirección de Empresas a distancia, ya que reconoce que los números siempre se le han dado bien. Una combinación de formación y experiencias laborales que hacen que esta joven promesa, que se define como una chica curiosa y extrovertida, tenga una visión de 360 grados de las entrañas de la hostelería.

Su última etapa como becaria la llevó hasta Cooking Numbers, una consultoría gastronómica de Barcelona especializada en la gestión integral de modelos de negocio en el sector hostelero, donde la ficharon como directora de Operaciones y Logística al mes y medio de llegar a la empresa. Una «oportunidad única» para esta murciana «con un trocito de corazón almeriense», que ha cambiado el barrio de La Flota por el emblemático Paralelo de la ciudad condal.

Cuando tiene tiempo libre, le encanta viajar y descubrir nuevas culturas a través de la gastronomía típica de cada país. Turquía, Croacia, República Dominicana, Canadá y Chipre son algunos de los destinos que ha visitado. Sobre los que tiene en mente, enumera Japón, México, Perú y Tailandia. Lejos de casa, junto a la familia, amigos y sus dos perros –'Gala' y 'Koldo'–, echa de menos la cocina de sus abuelas. De la materna –que también se llama Ángela–, resalta los canelones y la ternera en salsa. De la paterna –Marisa–, no olvida el sabor de sus croquetas, buñuelos de bacalao y macarrones con tomate casero y carne. Aunque ha intentado en varias ocasiones aprender con ellas a elaborar esas «deliciosas recetas», reconoce que no ha conseguido igualarlas porque hay un ingrediente secreto que no se puede conseguir en ningún mercado del mundo: el amor infinito que sus abuelas ponen a cada uno de los platos que cocinan.

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