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Frutales congelados en una imagen de archivo. Claudio Caballero
Amigos de borrascas y anticiclones

Amigos de borrascas y anticiclones

La colaboración entre aficionados y estudiosos del clima descubre registros sorprendentes para una región tan cálida como la de Murcia

Lunes, 14 de febrero 2022

Son las diez de la mañana y la mayoría de termómetros, pese a tratarse de un día de pleno invierno, ya superan los diez grados en amplios sectores de la Región. ¿Todos? ¡No, todos no! Un pequeño grupo de sensores resiste todavía y siempre al calor, registrando temperaturas negativas. La mayoría se hallan enclavados en las comarcas del Altiplano y del Noroeste, pero todos forman parte de Suremet. Se trata de una vasta plataforma de meteorología colaborativa: cualquiera puede apuntarse e instalar una de las estaciones de medición que envían los datos de manera automática a través de internet.

El objetivo es conocer con la mayor profundidad posible el clima regional mediante la instalación de sensores en diversos puntos. Al frente de esta ambiciosa monitorización de enclaves de interés se encuentran varios investigadores de la Región. «Esto es posible gracias a la universalización del precio de estos observatorios», explica Javier Martí, uno de sus promotores. Mientras que hace cinco o seis años eran inaccesibles, hoy en día se pueden conseguir por unos cien euros.

Ahora cualquiera puede conocer la temperatura en tiempo real, además de otros factores como el viento o la precipitación, de cualquiera de las más de 160 ubicaciones que, por el momento, cuentan con una estación dentro de la Región de Murcia. En todo el sureste, incluyendo también las provincias de Granada, Jaén, Albacete y Alicante, suman más de 500. «Al principio éramos nosotros quienes solicitábamos la instalación» de dichos aparatos, recuerda Martí, «pero ahora son los propios aficionados los que contactan con nosotros».

Cerca de dos cifras negativas

Últimamente, la mayoría se localizan en el Altiplano, gracias a la estrecha colaboración que mantienen con los aficionados y las instituciones de aquella zona. Así, han podido ofrecer datos tan asombrosos como los -9,8ºC del paraje de Casa Campillero, en Yecla; los -8,3ºC de La Monja, en Bullas; los -8,2ºC del Campo de San Juan, en Moratalla; o los -7,4ºC de Omblancas, en Jumilla. Todos ellos obtenidos durante el mes de enero. A pesar de que se trata de cifras destacables, especialmente al darse sin cobertura nivosa en el suelo, no son ni siquiera los más impresionantes de la Región.

Instalación de una estación en el Campo de San Juan, Moratalla. LA VERDAD

Aunque hay ciertos emplazamientos que Martí y sus compañeros tenían ya localizados, lo cierto es que, gracias a la ayuda de terceras personas, «nos hemos encontrado con lugares verdaderamente fríos que no conocíamos y hemos integrado en la red», explica. De este modo, conforme se va ampliando la plataforma, resulta más sencillo dar con estos descubrimientos.

El mayor inconveniente al que hacen frente estos medidores es la cobertura telefónica: si no hay suficiente, las estaciones son incapaces de enviar información. Por tanto, en las zonas más aisladas y alejadas de la civilización, los colaboradores se conforman con depositar un datalogger; esto es, un termómetro capaz de acumular los datos durante un largo periodo de tiempo, hasta que lo recuperan y los descargan. Así es como han monitorizado otras zonas repartidas por el sureste capaces de superar los -25ºC mediante otro proyecto, FrostSE, y al que este diario también dedicó un reportaje.

No obstante, la riqueza que aporta Suremet es más útil a efectos generales que la de FrostSE. Mediante la recopilación de estos datos se pueden elaborar mapas termográficos que dan una idea de la riqueza climática existente en la Región y desconocida para la mayoría de la población. No es la única utilidad, pues también sirven de orientación a la red principal de la Aemet que, sin embargo, no otorga carácter oficial a los guarismos que registran proyectos como Suremet. «Ellos exigen unos parámetros muy difíciles de cumplir en cuanto al equipo técnico», explica Martí, «pero no significa que nuestros datos estén manipulados o sean falsos».

De hecho, apunta que en los últimos años se están dando pequeños pasos que apuntan a la convergencia de proyectos colaborativos, como la creación de la Meteofederación. Esto permite tener una gran variedad de recursos y compararlos con efemérides climáticas de otros años. Por ejemplo, según señalan desde Suremet, el episodio de bajas temperaturas que tuvo lugar a finales del mes pasado fue «una de las olas de frío más duraderas de los últimos años» y que, en alguno de sus observatorios, se prolongó durante seis días. No es de extrañar que, con estos descubrimientos, más de uno se quede helado.

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