José Ángel Antelo, a su salida ayer de la sede de Vox en Madrid. EFE
Primera plana

Vox rompe la baraja

Pese al incuestionable liderazgo de Abascal en su partido, es muy probable una marejada interna porque son muchos los cuadros medios que se van a la calle de un día para otro

El escenario político en la Región de Murcia ha cambiado por completo cuando menos se esperaba y por un detonante insospechado: la acogida aceptada por López Miras de 16 menores inmigrantes de los varios miles que están en los saturados centros de Canarias. Parece evidente ... que las razones de fondo de Santiago Abascal para poner fin a cinco gobiernos autonómicos de coalición con el PP van mucho más allá de la discrepancia sobre la lucha contra la inmigración irregular y lo que tildó ayer como «invasión de menas». Por mucho que se repita a partir de hoy ese argumentario, no es creíble que, por el cumplimiento de los tratados internacionales que protegen los derechos de los niños, sean de donde sean, Vox pase a la oposición y deje los gobiernos de la Comunidad Valenciana, Castilla y León, Extremadura, Aragón y la Región de Murcia. Por el contrario, todo apunta a que son motivaciones de estrategia nacional, a la vista de que no le da réditos electorales estar en esos Ejecutivos autonómicos, como reflejan los sondeos, y encima le ha surgido competencia por su derecha. Todo ello mientras el PP de Feijóo alcanza acuerdos con el PSOE de Sánchez en materias de Estado sensibles, como la renovación del Consejo General del Poder Judicial, del que Vox ha quedado completamente fuera de juego. Sin duda, esta es una de las decisiones más importantes adoptadas por Vox, como dijo Abascal. Es el principio de su remontada o de su final, como le sucedió a Ciudadanos cuando Albert Rivera decidió no pactar con Pedro Sánchez para formar gobierno. Siempre quedará la duda de si Abascal llegó a pensar que Feijóo recularía con el órdago. Pero esta vez se topó con una posición firme del presidente popular, que no desbarató ninguno de sus barones territoriales.

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Pese al indiscutible liderazgo en Vox de Santiago Abascal, tengo la impresión de que su partido afronta una marejada interna relevante en sus cuadros medios. El número de asesores y directores generales que se quedan sin trabajo de un día para otro no es pequeño en esas cinco comunidades. En la Región supondrá la salida del consejero de Fomento, José Manuel Pancorbo, que no es diputado, y de todo su equipo de colaboradores, cuatro directores generales más una secretaria general. Lo mismo sucederá en la Consejería que ocupaba el vicepresidente Antelo, con tres directores generales y una secretaria general. El líder de Vox pierde toda presencia institucional y la visibilidad política de la que disfrutaba como vicepresidente, pasando directamente a la oposición y a trasladarse al grupo parlamentario, donde lógicamente querrá detentar la portavocía, ocupada desde el inicio de legislatura por el diputado Rubén Martínez Alpáñez.

Un lío monumental interno al que asisten, probablemente con incredulidad, muchos concejales que forman parte de gobiernos municipales con el PP. Veremos qué sucede ahora en municipios como Molina de Segura y otros siete, donde los populares solo tienen mayoría con Vox. En algunos, como Cartagena y Lorca, el apoyo de los de Abascal no es estrictamente necesario, pero proporcionaba estabilidad. Antelo y el resto de la cúpula regional de Vox se enfrentan ahora a la obligación de dar pormenorizadas explicaciones a sus cargos, afiliados, electores e incluso a importantes sectores económicos que lo habían apoyado, especialmente en el Campo de Cartagena, para cambiar la ley del Mar Menor.

La situación en la que queda el PP de López Miras no es fácil. Ya no dispone de mayoría parlamentaria, lo que le obligará a pactar cada iniciativa con Vox, que ahora no le regalará ningún apoyo. A su favor tiene López Miras que este año cuenta con un Presupuesto suficientemente dotado y equilibrado, de tal forma que una prórroga de las cuentas públicas no sería dramática. Pero obviamente, los tres grupos que ahora componen la oposición (PSOE, Vox y Podemos) van a incrementar el control parlamentario al Ejecutivo, empezando por el propio presidente. El clima político a la vuelta de las vacaciones de agosto será de alto voltaje. Lo que hemos visto estas últimas semanas en los dos últimos Plenos parece poca cosa ante lo que está por venir. Sobre todo porque el PSOE atraviesa también sus propios problemas, con el sombrío panorama judicial del socialista José Vélez, que se encamina al banquillo de los acusados por presuntos delitos de corrupción. Ayer en la Asamblea, donde oficiosamente se sabía lo que iba a ocurrir por la tarde en la sede de Vox porque Antelo habló por la mañana con López Miras, había cierto terror entre los socialistas por la posibilidad de que en las actuales circunstancias de su líder regional pudiera el presidente popular convocar elecciones anticipadas. El PSOE se verá obligado a cambiar su discurso, ahora que el PP no gobierna con la ultraderecha, y probablemente a buscar un acercamiento en ciertos asuntos, como la elección del nuevo Comisionado de Transparencia.

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Antelo anticipó por la mañana a López Miras lo que se avecinaba por la tarde en la sede nacional de Vox

Lo que López Miras tendrá que decidir pronto es el reajuste de su Gobierno. Si sustituye a los consejeros salientes, realiza una ordenación de competencias o aprovecha para hacer algún cambio más en su equipo. Dado que es reacio a los nombramientos precipitados, supongo que los relevos o posibles cambios no serán inmediatos. Ayer, guardó silencio sobre los acontecimientos sobrevenidos, pero es de esperar que hoy realice una primera valoración de la situación ante los medios, que anoche fueron convocados para el mediodía por el dimisionario vicepresidente.

No obstante, la crisis en el Ejecutivo regional no puede alargarse más allá de julio, pues genera incertidumbre en medios económicos. Los empresarios esperaban irse de vacaciones con la cuarta ley de simplificación administrativa aprobada, y todo indica que quedará pospuesta hasta después del verano. Por otro lado, con la marcha de Antelo queda desmantelada la cúpula de la Consejería de Seguridad y Emergencias justo cuando el riesgo de fenómenos extremos, como las DANAS, o de incendios, es más alto. Eso tampoco debe causar extrañeza. Vox deja el Ejecutivo sin haber asumido el papel institucional que cabía esperar de un partido de gobierno. Ahora vuelve a un espacio político, desprovisto de responsabilidad, en el que siempre se ha sentido más cómodo.

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