La Asamblea de los líos

La última vuelta de tuerca fue el episodio que este miércoles derivó en la suspensión de un Pleno y en el que todos sus protagonistas actuaron con desmesura. El origen está en las palabras del portavoz de Vox, Martínez Alpañez, que afeó al diputado de Podemos, Víctor Egío, que hubiera estado ausente seis meses de la Asamblea, lo que no es verdad: estuvo seis semanas y con permiso de paternidad. Fue comprensible la indignación de Egío, aunque se pasó de frenada cuando no atendió a los avisos de la presidenta de la Cámara e interrumpió la votación de una ley.

Con el reglamento en la mano, Visitación Martínez le negó la palabra y, después de tres avisos (administrados sin la pausa necesaria para lograr su efecto), tomó la decisión, a mi juicio excesiva, de suspender el Pleno, no por minutos u horas, sino hasta próximas fechas. En fin, otro deplorable espectáculo en una legislatura de vuelo político rasante. A estas alturas ya se ha normalizado la ofensa gratuita entre diputados, que algunos la extienden desde la tribuna a empresarios, en ocasiones con nombres y apellidos. Penoso panorama nos espera si aceptamos este poco edificante deterioro de la política parlamentaria.