María José Valverde: «Los acuerdos 'prenups' son una forma más inteligente de organizar la vida en pareja»

–¿Se dan ya en España estos acuerdos prematrimoniales?

–En España no tenemos mucha tradición con los acuerdos prematrimoniales. Sin embargo, sí la hay en países de tradición anglosajona, sobre todo en Estados Unidos. En Inglaterra también van avanzando bastante. Aquí no tenemos regulación en el Código Civil. Eso no quiere decir que no existan, porque los acuerdos prematrimoniales sí se dan. Ya no es cosa de gente millonaria. Ha habido una progresión en la jurisprudencia del Tribunal Supremo. En ella se ve tímidamente la declaración de validez de esos acuerdos. Las primeras sentencias del Supremo han dicho que son acuerdos válidos y son perfectamente admisibles. Yo entiendo que esa progresión social que ha habido desde la entrada en la democracia ha hecho entender las cosas de otra manera. Los acuerdos prematrimoniales ya no son contrarios al orden público. Las familias, hoy en día, se contemplan desde muchos puntos de vista y no hay una sola realidad familiar.

–Los divorcios, además, han aumentado muchísimo.

–Los divorcios han aumentado de una forma exponencial. Después de la pandemia ha sido impresionante. En mi trabajo hago un estudio de estos acuerdos prematrimoniales en Estados Unidos, en Reino Unido... Los yanquis nos llevan la delantera en todo. En Estados Unidos estos acuerdos ya tienen una gran popularidad y empiezan a ser importantes en España también. Aquí las cosas empiezan 20 o 30 años después.

– ¿A qué cree que se debe la irrupción de estos acuerdos?

–Hay muchas causas. Primero porque se han establecido en leyes y dan seguridad jurídica. En Estados Unidos, además, también se ha admitido la figura de los matrimonios de mismo sexo. Y porque la generación de 'milennials' son gente que se casa muy tarde. Cuando uno se casa más tarde tiene más activos: cuentas corrientes, coches, viviendas... También estos 'milennials' han visto muy de cerca el tema del divorcio en sus padres o familiares.

– ¿Están más concienciados?

–Están más concienciados de que tienen que prever las consecuencias de una posible ruptura matrimonial. Los acuerdos prematrimoniales son una forma más inteligente de organizar la vida en pareja. Se hacen pactos para una posible ruptura. También son muy importantes las sucesivas nupcias. Cuando uno se divorcia pasa, en muchos casos, un auténtico calvario. Llevo Derecho de Familia y es verdad que la gente lo pasa realmente mal. Como las personas vuelven a rehacer sus vidas y a casarse, han aprendido que tienen que organizarse de forma muy distinta, que el amor y el dinero muchas veces no van de la mano. Hay que pactar y establecer acuerdos.

–También, imagino, que es una buena solución ante unos juzgados que están desbordados y son demasiado lentos.

–Los juzgados están totalmente desbordados. La Justicia es muy lenta aquí en España. No se da una respuesta rápida a nada. Aquí en Murcia tenemos una Oficina Judicial que se implantó como proyecto piloto y no funciona. Los plazos y los juicios se alargan y es desesperante. Los acuerdos prematrimoniales es una forma de justicia preventiva, es una forma de justicia sin juzgados. Entiendo que siempre es mejor llegar a acuerdos entre las partes que no esperar a que venga un juez que tiene acumulados muchos asuntos encima de su mesa para que te ponga una solución a tu vida.

–¿Y qué asuntos se deberían plasmar en esos acuerdos?

–Los acuerdos pueden ser patrimoniales, personales, respecto a los hijos... Hay que tener en cuenta que hay cuestiones que son de orden público, como el tema de los alimentos de los hijos. Uno no puede renunciar a la pensión alimenticia. Es imperativo e irrenunciable. A la pensión compensatoria, sin embargo, sí se podría renunciar. Se puede llegar a acuerdos también respecto a la vivienda familiar, que es el nudo gordiano de toda separación, siempre que se proteja el interés de los niños menores. También se pueden plasmar temas religiosos. Hay una cosa que venimos observando. Cuando llegamos a un divorcio de mutuo acuerdo, incorporar pactos relativos a determinadas cuestiones de los hijos da mucha seguridad. Por ejemplo, si un niño va a hacer la Comunión, si va a seguir la religión del padre o de la madre...