Pilar Barreiro, a la derecha, saludando al entonces presidente de la Diputación de León, Marcos Martínez, en la Convención Intermunicipal del PP de octubre de 2014; la 'trama Púnica' fue la que facilitó ese contacto.

«¡Gracias, crack!»

Las conversaciones telefónicas y los mensajes que interceptó la UCO, desvelados ahora al completo, avalan las sospechas de que Sánchez concertó trabajos para mejorar su reputación con la 'trama Púnica'

Ricardo Fernández

Jueves, 30 de marzo 2017, 01:52

«Gracias, crack». Son las 19.29 horas de la tarde del viernes 24 de octubre de 2014 cuando David Conesa, asesor del entonces consejero de Educación del Gobierno murciano, Pedro Antonio Sánchez, le hace llegar ese 'whatsapp' a uno de los presuntos líderes de la 'trama Púnica', Alejandro de Pedro. Unas horas antes, a las doce y media de la mañana, han mantenido un encuentro en el palacio de San Esteban, junto a Javier Bueno, hombre de confianza de De Pedro. Estos arrastran el propósito de cerrar un contrato por el que realizarán trabajos de mejora de la reputación personal a Pedro Antonio Sánchez, a razón de 4.600 euros mensuales, incluyendo el coste de un periodista que gestionará las noticias para la red de diarios digitales del grupo.

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El acuerdo -o «plan criminal», como lo denominan las dos fiscales del proceso- incluye en apariencia asumir el coste de lavar la maltrecha reputación de la alcaldesa Pilar Barreiro -hoy senadora popular-, lo que supone otros 2.100 euros al mes. Unos costes que, presuntamente, han decidido cargar a los fondos de formación de la Consejería de Educación.

Un guardia civil bocazas

Los términos en que se desarrolla el encuentro solo los conocen al detalle los tres participantes. Para el magistrado de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, y para las dos fiscales que han coordinado la investigación del 'caso Púnica', el acuerdo se cierra en ese momento y los trabajos se habrían activado apenas una semana más tarde, el 1 de noviembre, de no ser porque un chivatazo de un guardia civil obligó a desencadenar la operación policial el 27 de octubre.

Estas sospechas no se sostienen en meras elucubraciones. Disponen el juez y las fiscales de una ingente cantidad de documentos elaborados por la 'trama Púnica', con análisis sobre la imagen de Sánchez en los medios de comunicación y en las redes sociales, propuestas de trabajo, informes prepago..., además de la constatación de hasta tres reuniones previas en Madrid entre el propio Pedro Antonio Sánchez, Pilar Barreiro y Alejandro de Pedro y decenas de mensajes de móvil, todos los cuales apuntan en la misma línea. Incluso disponen de la declaración de uno de los intervinientes en la reunión de San Esteban, Javier Bueno, quien aseguró que el acuerdo se había alcanzado y que solo la redada impidió que se llevara a efecto.

Versión bien distinta es la que ofreció el asesor de Sánchez, David Conesa, cuando tuvo que declarar como investigado/imputado. Además de restar importancia al papel que jugaba como hombre de confianza del entonces consejero de Educación, señaló que había actuado por su cuenta y que se había limitado a recibir la propuesta, por una cuestión de simple educación, y que había rechazado la oferta. Y que algunas frases que había deslizado en sus mensajes con De Pedro, entre ellas la de definirse como «el amigo de Pedro Antonio Sánchez», no tenían otro sentido que el de darse notoriedad.

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De buen rollo

Las últimas pruebas contenidas en el sumario del 'caso Púnica', que el magistrado Velasco ha desvelado en las últimas horas, apuntan en sentido bien distinto al defendido por David Conesa. Y no solo porque apenas tres días antes de esa reunión, el 21 de octubre, De Pedro había dado órdenes por teléfono a uno de sus empleados para que comenzara a preparar las facturas de las reputaciones de Pedro Antonio Sánchez y de Barreiro, «que ya las hemos cerrado», lo que era contestado por el trabajador con una sonora carcajada y la expresión: «¡Murcia a tope!».

Es que además la reacción posterior de De Pedro y David Conesa no se corresponde con la de quienes acaban de vivir un desencuentro, como habría sido un hipotético rechazo a la oferta de reputación. Así, apenas unas horas después de la reunión en San Esteban, el asesor de Sánchez contactaba con el presunto líder de 'Púnica': «Perdona, Alejandro, me puedes pasar de nuevo el telf del pte de la diputación de León, he apuntado mal el telf. Gracias».

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De Pedro se lo hizo llegar, lo que motivó que Conesa le respondiera: «Gracias, crack». El 'blanqueador' de reputaciones cierra el diálogo con un «De nada, tío».

La petición del teléfono del presidente de la Diputación de León, Marcos Martínez, tiene además una especial significación, ya que la 'trama Púnica' le había prometido a este neófito político castellano que le echaría una mano para promocionarlo entre la cúpula del PP. De hecho, dos días antes, el día 22, De Pedro le había hecho saber que «te estoy preparando una agenda de contactos para el fin de semana en Murcia -aprovechando la Convención Intermunicipal que se iba a celebrar en la Región-. Te verás cuando tu quieras con la alcaldesa de Cartagena y diputada nacional, con el consejero de Educación y previsiblemente futuro presidente de Murcia. Ya le he dicho que te presente a Valcárcel y también tienes reunión con la alcaldesa de Tarancón, que a su vez es la secretaria del comité nacional de listas y la persona de confianza de María Dolores (Cospedal) y podrás hablar con ella del tema».

Pues bien, es el propio David Conesa quien le reclama a De Pedro el teléfono de Marcos Martínez, con el supuesto propósito de facilitárselo a Pedro Antonio Sánchez y que este pueda así cumplir con el compromiso de 'promocionarlo' entre los dirigentes populares llegados a Murcia.

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Más todavía, el día 25, sábado, a las 9.54 horas de la mañana, cuando la Convención Intermunicipal está en todo su apogeo, De Pedro se pone en contacto de nuevo con David Conesa para advertirle: «Llamarlo (a Marcos Martínez), está ahora con el de Rajoy». La respuesta del asesor de Pedro Antonio Sánchez: «OK».

Un grado de colaboración y un buen rollo que difícilmente se explica entre quien acabaría de rechazar una propuesta de negocio y la persona que habría realizado esa oferta y que, sin esperarlo, habría visto cómo el negocio se frustraba.

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A ello se suma que ese mismo sábado 25, De Pedro telefonea a su socio, el exalcalde socialista de Cartagena José Antonio Alonso y presunto facilitador de los contactos con su amiga Barreiro y con Pedro Antonio Sánchez, y en ningún momento le informa de que se hayan frustrado los trabajos de reputación que pretendían desarrollar en Murcia.

Discrepancias en Fiscalía

Las investigaciones no han permitido hallar documento alguno que demuestre sin género de dudas que los trabajos propuestos por De Pedro fueron asumidos por Sánchez y su equipo, aunque lo cierto es que no hubo tiempo material de firmar el contrato, ya que la reunión definitiva se celebró el viernes 24 y la operación policial se desarrolló -de manera sobrevenida por la filtración- a primera hora del lunes 27.

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El juez Velasco y las fiscales del caso consideran que hay indicios sobrados para sostener que se alcanzó el acuerdo y, en consecuencia, que Sánchez tendría que responder de un presunto fraude, por tratarse de un delito 'de preparación' que se consuma con la mera planificación. Al contrario, el fiscal general del Estado, José Manuel Maza, tras cursar consulta con la cúpular del Ministerio Público, consideró que no había razones para perseguir por esa razón al hoy presidente del Gobierno murciano. Adujo que nada se llegó a firmar y que no existió perjuicio para las arcas públicas.

Algo que no parece que haya disuadido por completo al magistrado instructor de dictar, quizás en los próximos días, una exposición razonada contra Pedro Antonio Sánchez, reclamando al Tribunal Superior de Justicia (TSJ) que lo cite a declarar como investigado.

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