«La sangre encontrada en la Casa Colorá pertenece a los Visser»

Los peritos confirman que las muestras halladas en el salón de la vivienda rural coincidían con el ADN de Ingrid y Severein

J. RUIZ

Viernes, 21 de octubre 2016, 01:37

«La sangre hallada en el salón de la Casa Colorá pertenece a Ingrid Visser y a Lodewijk Severein». Esa fue la afirmación más tajante que pronunciaron los expertos de la Policía Científica de Madrid que declararon ayer en la decimotercera sesión del juicio por el 'caso Visser'.

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Los dos primeros técnicos en prestar declaración, a través de videoconferencia, aseguraron haber recibido en su día diversas muestras de sangre encontradas en varias zonas de la vivienda rural de El Fenazar, en Molina de Segura. En concreto, se refirieron a las halladas en los sofás, en las cortinas, en los sillones y en las losas de la casa, además de los restos de uno de los cuartos de baño. Examinaron, asimismo, los restos encontrados en el hacha que había en el garaje de la casa de Serafín de Alba. «Para realizar los análisis cogimos diversas muestras de los cepillos de dientes de las víctimas, ya que sus pertenencias estaban en el hotel Churra», explicaron.

Los especialistas aseguraron que «la sangre encontrada en las losas y en los sofás de la Casa Colorá correspondían a Severein, mientras que las analizadas en la parte opuesta a esa zona correspondían a Visser». Puntualizaron, además, que el hacha contenía ADN del holandés, de lo que se deduce que fue una de las herramientas que supuestamente utilizaron los verdugos.

En un fragmento de cristal

Los peritos explicaron que uno de los pequeños cristales hallados en la Casa Colorá contenía sangre de Ingrid. «En cuanto a los restos del baño, no conseguimos saber de quién era esa sangre. No la logramos identificar por el estado en el que se encontraba... era un lugar con humedad», apostillaron.

Los siguientes técnicos en declarar ante el jurado popular recibieron en su día cuatro fragmentos de vidrio que tenían «un recubrimiento de color rojo». Explicaron que uno de ellos se halló en la ropa de Visser, otro debajo de un aparador, y los últimos se encontraron en el tronco de Severein. «La sustancia de color rojo coincidía en los cuatro trozos de cristal, por lo que los fragmentos podrían tener un origen común. Es decir, podría tratarse de un envase, como un cenicero o un jarrón, puesto que ese tipo de material se utiliza para elaborar esos recipientes», afirmaron.

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Otro agente, que revisó los datos móviles de Cuenca y Constantín, sostuvo que ambos acusados se tenían guardados en sus agendas telefónicas.

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