Raúl Hernández
Martes, 4 de octubre 2016, 10:01
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Serafín de Alba, el presunto encubridor del crimen de los holandeses y dueño del huerto donde encontraron enterrados los cuerpos de Lodewijk Severein e Ingrid Visser, declaró este martes que el presunto cerebro de la trama, Juan Cuenca, nunca le dijo que había matado a la pareja y que «nohabría permitido que enterraran en mi huerto a nadie. Lo habría denunciado inmediatamente», ha asegurado el acusado a preguntas de la fiscal Verónica Celdrán.
Sin embargó, el pasado lunes y tras un giro radical en su declaración, Cuenca señaló que De Alba sabía de las muertes de la pareja y que les ayudó a enterrarlos en su finca.
Hoy, en la cuarta sesión del juicio por el 'caso Visser', De Alba defendió su inocencia relatando la secuencia de los hechos. Según el presunto encubridor, el 14 de mayo de 2013 por la tarde, Cuenca llegó a su casa de la huerta en Alquerías acompañado de Valentín Ion, autor material confeso del doble asesinato, con el coche cargado con herramientas y bolsas. «Me dijo que eran enseres de una mudanza que estaba haciendo de su casa de Murcia. Nunca pensé que eran los cuerpos desmembrados de la pareja».
En su declaración ante el jurado popular dijo que Cuenca se marchó de allí sobre las 16.30 horas para recoger a otro trabajador «ya que en el coche, que olía a suciedad y a sudor, no cabían los tres. El otro obrero se quedó para quitarme un tocón (árbol seco) que tenía en la parcela, por lo que le dejé una pala, un pico, una azada y una carretilla». Esa tarde, mientras Valentín trasladaba los cuerpos y los enterraba en su huerto, el funcionario de Hacienda señaló que él estaba en el interior de la casa de la finca ajeno a lo que estaba ocurriendo fuera. «Estuve arreglando uno papeles, atendiendo a un viejo amigo que había venido a verme y esperando a un técnico con el que había quedado para que me instalase la conexión de Internet».
Poco después, sobre las 19.30 horas, Cuenca regresó junto con Constantín. Este último se metió en el huerto para ayudar a su compañero. «Cuando acabaron se limpiaron en mi garaje el barro que llevaban en los zapatos y en la ropa. Antes de marcharse a Valencia me dejaron allí dos motosierras, dos cubos de basura, un hacha y el resto de herramientas que les había prestado. Ya no les volví a ver».
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A partir de ahí afirmó que se enteró de que su finca se había usado para sepultar los cuerpos cuando la Policía los exhumó el 26 de mayo de 2013.
Al día siguiente fue a declarar a comisaría y al salir mandó un mensaje de móvil a un amigo en el que le dijo: «Conocía a los holandeses, los enterraron en mi huerto. Mañana me verás en las noticias».
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