Ricardo Fernández
Lunes, 13 de junio 2016, 11:05
¡Uh, vaya lío! Los amigos de mis amigas son mis amigos», cantaban las tres adorables coristas de 'Objetivo Birmania' allá por los alocados años 80. No es así, desde luego. De ninguna manera podría serlo. Pero si ese simpático grupo se hubiera inspirado en José Antonio Alonso para confeccionar la letra no le habría podido salir tan redonda. Porque nadie negará que ¡vaya lío, uh!, ha acabado montando el exalcalde socialista de Cartagena, un lío monumental, bochornoso, extraordinario, simplemente echando mano de los amigos de sus amigas, o -mejor- de su amiga. Un lío, ¡uh!, que al modo de la ola reina de un tsunami se ha llevado ya por delante las carreras políticas, la buena imagen que pudieran tener y hasta la poca vergüenza que pudiera quedarles a un montón de relevantes cargos públicos de Madrid, Murcia y Castilla y León, y que sigue amenazando las de otros que aún se agarran a la presunción de inocencia y a infantiles excusas con la misma desesperación con que los habitantes de Banda Aceh se aferraban a las palmeras.
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Lo difícil de los líos, lo saben todos los pescadores del mundo y hasta cualquiera que haya manejado una cuerda de peonza, no es montarlos, sino deshacerlos. Alonso, ¡uh!, montó el suyo no con un sedal, ni con una cuerda, sino con un listado: el de unos amigos que, vaya una casualidad, no eran tanto los suyos como los de su íntima Pilar Barreiro, quien pasó de ser su rival política en el Ayuntamiento de Cartagena a ser su más fiel amiga, consejera y aliada. ¡Uh, sí, lo admito, vaya lío!
Una colosal maraña
De no ser por los poderosos amigos de la entonces poderosa amiga, el lío de la 'Púnica' probablemente se habría montado igual, pero no habría alcanzado tamañas dimensiones. Para empezar, ¿cómo diablos dos de los hombres clave en esta colosal maraña de presuntos contratos amañados, de reputaciones personales limpiadas con el dinero de todos y de aparente tráfico de influencias, el mencionado José Antonio Alonso y Alejandro de Pedro, habían empezado a extender sus tentáculos hacia la Comunidad Valenciana?
Respuesta: a través de Eduardo Zaplana, un amigo de la amiga, tan del clan cartagenero y tan del PP como ella misma.
Como relató De Pedro en su declaración/confesión ante el magistrado Eloy Velasco, Zaplana «es amigo de José Antonio Alonso y gracias a él he llegado a conocerle».
El contacto le sirvió al administrador de Eico Online, el vendedor de imagen, para insistir en aquello a lo que ya se dedicaba en apariencia junto a su amigo Alonso: a utilizar esas relaciones privilegiadas en el ámbito político para tratar de obtener favor en adjudicaciones públicas. De tal forma que no tardó en enviarle a la secretaria del mencionado Zaplana, Misuco, documentación relativa a la adjudicación de dos colegios en Valencia en la que estaba interesado su propio hermano.
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-«¿Y qué asunto le está gestionando Eduardo Zaplana a usted con una persona a la que identifican con el nombre de Alberto?», siguió inquiriendo el instructor.
-«Alberto -respondió el imputado- es el jefe de campaña de Isabel Bonig (la presidenta del PP valenciano) y estaríamos tratando el plan de medios para la campaña electoral del PP de Valencia».
Más de lo mismo en Castellón
¿Y respecto de Castellón? Pues más de lo mismo. Alejandro de Pedro se había comprometido con el alcalde de Castellón a intentar mediar para que lo recibiera el presidente del organismo público Adif, con el fin de tratar algún asunto relacionado con las infraestructuras ferroviarias en la ciudad. De forma que De Pedro llamó a su amigo y socio Alonso y le pidió que siguiera echando mano de su agenda. El elegido para mediar fue Andrés Ayala, otro amigo de la amiga, tan del clan cartagenero y tan alto cargo popular como ella misma. «Oye, Andrés, ¿podrías darle un toque a...?». Y ya tienes ahí más lío sobre el mismo lío.
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Que se lo pregunten a Ruiz
¿Alguien adivina cómo penetró en 2014 la 'trama Púnica' en la Consejería de Turismo de Murcia? ¡Hagan sus apuestas! Pues efectivamente: a través no ya de un amigo de la amiga, sino de un exedil de la amiga, que eso había sido el mismo Fidel Saura -cartagenero y popular- que acabó de jefe del gabinete del entonces consejero Juan Carlos Ruiz. Pasó entonces lo que tenía que ocurrir: que uno presentó a los otros, los otros a uno, el de allá a las de aquí... ¡y ya está liado otro lío!
Y qué decir respecto del jaleo que esta semana se ha montado en torno al presidente Pedro Antonio Sánchez, cuando personas afines a este apuntan directamente a la amiga del amigo como la que montó el enredo.
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Que no pare la música. «¡Uh, vaya lío!, los amigos de mis amigas son mis amigos».
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