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Viernes, 20 de noviembre 2015, 16:26
El exministro socialista, Miguel Sebastián, resaltó la necesidad de contar con un Gobierno "valiente, que tenga la voluntad de abordar las reformas que conduzcan a una verdadera modernización del país". Así, asegura que no quiere un gobierno "asentado en la autocomplacencia del España va bien, ni que sólo plantee lo fácil que es repartir la riqueza, olvidando lo difícil que es crearla".
Así lo manifestó en el transcurso de su intervención en el Foro Nueva Murcia, donde presentó su libro 'La falsa bonanza' y abordó los errores y excesos que se cometieron en "la España de las vacas gordas y que fueron el caldo de cultivo de la posterior crisis".
El que fuera responsable del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio entre los años 2008 y 2011, con el Gobierno de Zapatero, explicó que su obra abarca la década previa al estallido de la gran recesión, lo que se ha venido en calificar como "los años del milagro económico español o del España va bien".
"El país empezó a acumular grandes excesos que ocultaban fuertes desequilibrios y que con el tiempo nos iban a pasar la factura que ahora estamos pagando. Pocos economistas y ningún político alertaron entonces de esos excesos y tampoco nadie en los mercados financieros parecía mostrar ninguna inquietud por la acumulación de excesos", aseguró.
El análisis abarca la política económica seguida desde 1998 hasta 2008. Una parte de esos años corresponde al Gobierno de Zapatero, pero advierte que "es una parte pequeña comparada con la gran responsabilidad que tiene el Gobierno de Aznar y Rato, que son los que gobernaban el país cuando España entra en el euro y bajo cuyo mandato se montaron todas la burbujas".
Sin embargo, consideró que "también debemos ser autocríticos, podíamos haber hecho más, ya que pinchar una burbuja es prácticamente imposible, pero sí evitar que se hinche". "Algunas cosas se hicieron, pero ya era tarde", lamentó.
La entrada en el euro conllevó, por un lado, a que "se abandonaran las reformas estructurales, tras el esfuerzo realizado en las políticas anti-déficit y anti-inflacción, para poder entrar en la moneda única; y, por otro, se asistió impasible a una entrada masiva de capitales extranjeros, a una caída de los tipos de interés y una necesidad de aumentar el volumen de crédito nacional para garantizar los resultados del sector financiero".
Así, comparó la burbuja inmobiliaria con el ingrediente secreto de la Coca- Cola Como en la Coca-Cola; "este ingrediente final era el ingrediente secreto". "La burbuja inmobiliaria no se aceptaba, no se reconocía y no existía, hasta que definitivamente se destapó como la responsable final de la fórmula magistral de nuestra crisis económica", subrayó el exministro.
El 'boom' inmobiliario, experimentado particularmente a partir de 1998, "encuentra su origen en la Ley del Suelo del Gobierno de Aznar y su extensión posterior a todas la Comunidades, que eran las que tenían mayores competencias urbanísticas y cuanto más pequeña era la Administración Pública, más se veía beneficiada por el 'boom' inmobiliario".
Como ejemplo, recordó que "sólo la recaudación del impuesto de transmisiones jurídicas y actos jurídicos documentados representaba el 12 por ciento de los ingresos de las comunidades como promedio nacional".
Supervisores
Preguntado sobre cómo se puede evitar caer en los mismos excesos, ve conveniente "acudir a organismos públicos supervisores que se encarguen de esta tarea de control". Esto atañe principalmente al Banco de España como órgano "vigilante y regulador" del sistema financiero.
Pero también sería conveniente que "existiera en el Congreso de los Diputados una oficina de riesgos, independiente de cualquier Gobierno, más allá de la ya existente presupuestaria de control de gastos".
Como retos pendientes, señaló que "La reforma laboral ha fracasado, la financiera no se ha terminado y la fiscal no se ha llevado a cabo"; y en el tema de modelo productivo "no se ha hecho nada, siendo nuestra productividad por hora muy baja; y en el terreno educativo se ha hecho una reforma efímera no consensuada".
Al mismo tiempo, sostuvo que "el envejecimiento demográfico supondrá un reto para la sostenibilidad, tanto por las pensiones como por el gasto sanitario".
A su juicio, España "necesita un debate nacional sobre el sistema de pensiones y llegar a un gran acuerdo de Estado, a semejanza de los Pactos de la Moncloa", de manera que el próximo Gobierno, si le toca la bonanza, "deberá afrontar esas reformas".
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