EFE
Miércoles, 18 de noviembre 2015, 01:26
La Audiencia Provincial de Murcia ha rechazado con rotundidad que Tahar Ryad, condenado a 44 años de prisión por el conocido como 'crimen de los huertos', sufriera lesiones cuando fue detenido. Este marroquí fue considerado culpable la pasada semana del asesinato de una anciana en la pedanía de El Raal y de las heridas producidas a otras dos. Su arresto se produjo poco después del crimen, en la localidad almeriense de El Ejido.
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Así se recoge en la sentencia, en la que se indica que el condenado «es un reo que miente mucho y del que uno no se puede fiar». La resolución añade que los supuestos malos tratos fueron denunciados por aquel cuando fue detenido y, con posterioridad, en el juicio oral, sin que exista la menor prueba sobre ello.
Así, dice la sala, en un primer momento manifestó que fue sometido a malos tratos al ser detenido en la citada población almeriense el 7 de marzo de 2012. En ese momento aseguró que los guardias civiles que practicaron su detención lo estuvieron golpeando en los testículos y la cabeza. Sin embargo, dice la sala, que tiene como ponente al magistrado Augusto Morales, «no hay el mínimo rastro de haber sufrido algún tipo de violencia o contacto físico o psíquico irregular por parte de los agentes».
Cuando declaró en el juzgado de instrucción dos días después «fue él mismo quien pidió ser reconocido por el médico forense, precisamente porque le acababa de contar al juez que lo habían maltratado los agentes que habían practicado su detención antes de entrar en el coche policial y que también le pegaron cuando estaba en el interior del mismo y era trasladado a Murcia».
Igualmente afirmó que al bajar del coche le dieron otra patada en los testículos, siendo desmentido todo ello por el tribunal, que comenta que no es creíble porque de ser cierto ese maltrato, «debería haber dejado algún tipo de rastro de lo sucedido», lo que no ocurrió. El médico forense, que lo reconoció en dos ocasiones, no detectó lesión alguna. «Por tanto», concluye la sentencia de la Audiencia Provincial, «la primera estrategia del acusado cae por su propio peso; sus manifestaciones sumariales no pueden estar viciadas por una supuesta agresión previa de los guardias civiles que lo detuvieron, ya que no hay la más mínima constancia científica de ello».
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