R. F. / V. R.
Sábado, 4 de julio 2015, 00:52
No fue un arrebato. No un acto de locura transitorio. Carlos Alberto Soler, el hombre que este martes asesinó a su propia madre, a su hijo de seis años y a su hijastra de catorce, tuvo tiempo suficiente de reflexionar sobre el terrible crimen que pretendía cometer y, consecuentemente, también para echarse atrás.
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No lo hizo.
Horas antes de que acabara con la vida de esos tres seres indefensos, a los que apuñaló y golpeó con un hacha para luego acabar con su propia vida prendiéndole fuego a la casa, escribió una larga carta con el único propósito de justificarse ante los demás por los crímenes que iba a cometer y, a la vez, para tratar de destruir la reputación de Toñi, su exmujer. Como si el inconcebible dolor que sin duda iba a causarle con el asesinato de sus dos hijos pequeños no fuera suficiente castigo.
Quería vengarse de ella, infligirle el máximo sufrimiento, ensuciar y pisotear su imagen pública y, por último, arrojar sobre esa mujer todas las culpas sobre las muertes de los tres inocentes a quienes acabó cosiendo a cuchilladas. En el escrito, el asesino se 'vende' a sí mismo como una víctima más de esa «loba con piel de cordero», como llega a describir a su excompañera, entre otras muchas descalificaciones.
El texto, al que 'La Verdad' ha tenido acceso, está escrito en ordenador y ocupa una cuartilla completa, sin un solo punto y aparte. Parece redactado de un tirón y, al margen de la obsesión que desprende hacia Toñi y sus pretendidas maldades y engaños, no contiene faltas de ortografía, el estilo es correcto y su lenguaje resulta perfectamente coherente y comprensible, sin que a priori existan signos que permitan intuir que Carlos Alberto era víctima de ideas delirantes o alucinaciones o que su mente se encontraba en tal estado de ofuscación que no era capaz de razonar.
Un intenso odio
Lo que ciertamente transmite la carta, sin dejar lugar para la duda, es un intenso odio hacia su exmujer y una irrefrenable voluntad de hacerle daño (no en vano, la mayor parte de la carta se dedica a dirigirle todo tipo de reproches y acusaciones y presenta a la mujer con su identidad completa e incluso informa de la dirección en la que vive). «Me ha destrozado la vida, me maltrataba psicológicamente», sostiene el triple asesino refiriéndose a Toñi, a la que llega a llamar «víbora».
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El resto del escrito lo dedica a tratar de excusarse ante la sociedad por el injustificable y horripilante crimen que va a cometer. «Ahora el malo a los ojos de la sociedad soy yo; ahora que vendan en los medios que el hombre siempre es el malo (...); los hombres siempre somos los malos de esta película», advierte.
Y finalmente pone de manifiesto su determinación, su decisión irrevocable, de seguir adelante con el diabólico plan que ha concebido para vengarse de su exmujer, con la que esta semana estaba a punto de formalizar el divorcio. «Me ha llevado a cometer una locura», como llega a calificar los hechos que va a protagonizar y con lo que, paradójicamente, demuestra ser bien consciente de que no tienen justificación alguna.
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«Ahora ella llorará», afirma en un momento dado.
Si la carta comienza con un «hola a todos», la termina con «un saludo» y su nombre completo, aunque no lleva firma manuscrita.
En los buzones de Guadalupe
Los escritos han aparecido ahora en los buzones de algunas viviendas del barrio de Guadalupe en el que reside, aunque este periódico no ha podido establecer el momento en el que fueron depositados. Este dato es de gran interés, pues si se hizo antes de cometer el triple crimen y alguien la hubiera visto, ello habría ofrecido quizás alguna oportunidad de impedirlo. Al contrario, si han sido difundidos después de los asesinatos, eso apuntaría a que podría haber encomendado a alguien la misión de dejar la carta en los buzones.
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Si las primeras investigaciones de la Guardia Civil ya avanzaban que los pequeños y la anciana habían sido acuchillados antes de que se produjera el incendio, los resultados de la autopsia confirmaron esa hipótesis. Carlos Alberto tuvo tiempo de recapacitar, pero no lo hizo.
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