Ricardo Fernández
Jueves, 11 de diciembre 2014, 01:33
Nueve meses después de la desaparición de Diego Pérez, y dos meses después de la detención de seis policías nacionales por su presunta implicación en el asesinato, por el barrio de Las Seiscientas de Cartagena se ha extendido el rumor de que el crimen lo cometieron otras personas y que son estos agentes quienes están pagando injustamente la factura. No es más que un rumor, al que los abogados defensores de los policías le están dando el mayor vuelo posible, conscientes de que cualquier sospecha o sombra de duda que pueda surgir en otro sentido solo puede beneficiar a sus clientes.
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Consciente de esa situación y de que es mejor no dejar flecos sueltos a los que puedan aferrarse los letrados, la titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Cartagena, María Antonia Martínez, celebró ayer una nueva ronda de toma de declaraciones a testigos, entre los que se encontraba uno de esos vecinos contra quienes se dirigen los rumores de participación en el crimen.
El hombre, cuyo nombre de pila es Antonio, admitió ser consciente de tales habladurías. «Que conoce que se dice que él ha tenido algo que ver con la muerte de Diego, pero que no entiende por qué, pues no ha tenido ninguna discusión con Diego (el fallecido). Que cree que lo señalan por el tema de las bicicletas», manifestó ayer, a preguntas de la juez.
Con estas manifestaciones respondía a algunas informaciones que apuntaban a una supuesta animadversión hacia Diego Pérez, motivado por el robo de unas bicicletas. Respecto a un posible viaje suyo a Marruecos, en las horas posteriores a la desaparición del vecino de Las Seiscientas, este testigo admitió que visita habitualmente ese país, pero que no emprendió viaje el día mencionado. «Quizás fuera esa misma semana o la siguiente o cuando me viniera bien», afirmó. Una declaración con la que coincidió su pareja sentimental.
«No lo vi salir corriendo»
Otro de los cinco testigos que ayer prestaron declaración en el juzgado es un vecino a quien se le atribuía haber dicho que vio salir corriendo a Diego Pérez, la noche de su desaparición, tapado con una manta y gritando que la casa estaba embrujada. Una circunstancia que desmintió en el juzgado. Solo reconoció haber encontrado en la calle una manta con la que habitualmente se tapaba Diego en su domicilio.
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Sobre tales hechos también testificó ayer Manuel Pérez, hermano del fallecido, quien confirmó que el anterior testigo le dijo en su día que había visto a Diego marcharse corriendo de casa. Pero añadió que nunca creyó esa versión, porque quien se la contó «es muy fantasioso y mentiroso (...) y que cree que lo dijo por tener protagonismo».
Por lo que se refiere al robo de unas bicicletas, en el que supuestamente participó el fallecido, todos los testigos coincidieron en que el problema se había arreglado y que el propio Diego se comprometió a pagarlas cuando cobrara su paga.
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En los interrogatorios participaron los letrado José Pardo-Geijo Ruiz, José María Caballero Salinas, Mariano Bo, Vicente Sanmartín, Francisco Belda y Juan Francisco Pérez Avilés.
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