F. CARRERES
Lunes, 1 de diciembre 2014, 12:22
Las academias que preparan oposiciones de Secundaria son desde hace semanas un manojo de nervios encendidos por el anuncio de la convocatoria de 162 plazas de profesor. Los miles de opositores que hasta la pasada semana estudiaban sin un objetivo claro en su horizonte ya empiezan a conocer, para bien o para mal, sus opciones, y tratan de hacer cábalas sobre las posibilidades de concurrir en otras comunidades con ofertas generosas, como Castilla La Mancha, o de presentares a especialidades distintas a las suyas pero con más plazas convocadas. «Son los menos. Quienes realmente quieren aprobar, llevan meses, incluso años, estudiando. El que sabe de oposiciones tiene claro que, como espere a la convocatoria, ya no llega a tiempo», asegura Pachi García, gerente de la Escuela de Preparación de Oposiciones EPO, hasta donde se desplazan a diario centenares de aspirantes para preparar sus exámenes.
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El concurso oposición y su mecánica no tiene demasiados secretos para García, que lleva años aleccionando a los aspirantes sobre las claves que pueden determinar el aprobado y, en el mejor de los casos, una plaza de profesor. La suerte, insiste el preparador, tiene menos influencia de la que muchos querrían: «La oposición es una tarta dividida en diez trozos. Si no estudias, nueve raciones corresponden a la suerte y una al esfuerzo. Pero cuando la llevas al pelo, las proporciones se invierten», ejemplifica.
El sistema de selección de docentes es un concurso oposición. La fase de oposición, es decir, los exámenes que se realizarán en julio, suponen dos tercios de la calificación, y los méritos un tercio. La primera prueba se divide a su vez en otras dos partes que son valoradas conjuntamente. La primera es eliminatoria, y consiste en exponer un tema a elegir entre las cuatro bolas que el opositor saca de una bolsa en presencia del tribunal. La segunda parte consiste en un supuesto práctico. Ya en la segunda prueba, el aspirante a una plaza de profesor tiene que exponer una programación didáctica elaborada por él, o lo que es lo mismo, explicar cómo impartirá su asignatura durante un curso. La programación se reparte a su vez en doce unidades didácticas, y el opositor tiene de nuevo que sacar tres bolas y elegir una de las unidades. Es el momento de la temida 'encerrona', cuando el opositor tiene que exponer esa unidad ante el tribunal después de haber pasado media hora preparándola.
La nota final de la fase de la oposición suma las dos pruebas y establece una media ponderada. En la fase de concurso, los opositores acreditan sus méritos, entre los que pueden incluir sus años de trabajo como docentes (0,4 puntos por año), otros títulos y acreditaciones de nivel de idiomas. Los interinos se han mostrado preocupados porque con la decisión de la Comunidad de enviar al paro a sus trabajadores eventuales cada verano, ellos solo sumarán en 2015 0,33 puntos por año trabajado, mientras que los aspirantes de otras comunidades tendrán 0,4 puntos. Les preocupa también la depuración de las listas de docentes interinos que cubren las vacantes en los institutos de la Región, que se realizará cuando se complete el proceso pero solo en las especialidades que han sido convocadas. Como ya ocurrió en los exámenes de 2013, con el nuevo sistema la llamada lista preferente de interinos desaparece.
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