Queda prohibido rendirse
Luego de veinte años en la profesión y mil vicisitudes, la periodista ha creado una oficina de 'comunicación creativa' y está resuelta a ayudar en la transformación de la realidad
GINÉS CONESA
Lunes, 27 de octubre 2014, 11:14
No debe hacerse (salvo en artículos de opinión firmados) y por ello pido disculpas, pero esta introducción la escribo en primera persona porque, casualidades de la vida, unas horas después de conversar con Lola Gracia en su iniciada 'Oficina de Comunicación Creativa', leo en el portal de internet 'Euroresidentes' que el verdadero autor de la conocida poesía 'Queda prohibido', tradicionalmente atribuida a Pablo Neruda, es el español Alfredo Cuervo quien publica en el citado portal el poema completo y, -casualidades de la vida, ya digo- al releer lo que a un servidor le parece una elegía intimista de muy aprovechable valor para encarar la vida, le hallé bastante similitud, o aplicación práctica, con el proceso vital contado por Lola en la conversación que acabábamos de tener. Así que cuanto sigue, y al hilo del estimulante poema, es un intento de precisar los rasgos del personaje de hoy quien se autodefine de esta guisa: «Periodista y escritora. Artista a ratos, cuando me lo creo. Bailarina del aire, cantante bajo la ducha, querida y odiada ¿Qué importa cuánto hice? Importa el amor que puse y todo el que recibí a cambio».
'Queda prohibido llorar sin aprender'
Es el primer verso del poema. Lola no ha llorado mucho (lloró cuando, sin saber por qué, le suspendieron el contrato en la Consejería de Agricultura) pero sí hace cuanto puede por aprender. Sin excusas para no hacerlo. Redactó la tesina de su licenciatura al tiempo que daba teta a su bebé. Luego, compatibilizándola con otros trabajos, hizo la tesis doctoral (que aún está pendiente de leer) y «tengo muchos, muchos libros por leer». Hasta ahora, Lola no se ha estancado en ninguna fase del aprendizaje y, sea por genética o por necesidad encuentra motivaciones: «Me automotiva tanto mi trabajo que gran parte del mismo me lo he inventado primero y lo he ofrecido a mis clientes después», afirma resueltamente.
'Queda prohibido levantarme un día sin saber qué hacer'
Cuando no ha tenido trabajo de encargo se ha ocupado en buscarlo, pero no de aquella manera ('oye, ¿tienes algo para mí?') sino ofreciendo ideas que ella cree adecuadas al futuro cliente que indaga. Con dificultades, claro: «Es dificultoso reinventarse continuamente, hacer ver a los clientes y a la sociedad el valor fundamental de la buena comunicación y demostrarles que no todo el que sepa manejar las redes sociales está capacitado para realizar esta tarea. La comunicación eficaz es mucho más que eso: requiere experiencia amplia en los medios y, sobre todo, requiere cierto don para encontrar el tono adecuado, el vocabulario, los temas y conceptos».
¿Tienes ese don?
Creo que sí, pero ese don también se trabaja. He escrito desde niña, no tengo don para la informática, tengo don para comunicar que para mí es como una mezcla entre vocabulario y olfato periodístico, cierto arte para saber qué requiere la sociedad y, en mi caso, el cliente. Hace falta mirar con una visión amplia porque en determinados momentos la sociedad acepta unas cosas y rechaza otras.
'Queda prohibido no ser yo ante la gente'
En la actualidad, la proyección en medios de Lola se plasma en una columna dominical, que publica el periódico que el lector tiene en sus manos, bajo el epígrafe 'Punto G', del que dice: «Sé que la gente me lee».
Porque escribes con soltura y
Y por los temas que trata
¿Qué siempre han de ser de sexo y amor?
No, no tiene por qué ser. Lo de 'punto G' es por la 'G' de Gracia, mi apellido, no por el sexo, pero veo que va gustando porque esos temas no suelen tratarse en la prensa generalista. No soy sexóloga, me preparo el artículo y hablo de experiencias (no mías) intentando darle un tono más cálido y más literario. Y en eso estoy, aunque me estoy planteando variar los temas.
'Queda prohibido no hacer las cosas por mí mismo'
«No tengo enchufes de nadie», afirma Lola Gracia, quien enfatiza «de-na-die», para añadir: «Ojalá tuviera alguno». Tras el bachiller, pasó todo el verano trabajando en un supermercado para iniciar sus estudios en Madrid, donde cursó la carrera con becas. Terminada la licenciatura, su primer trabajo fue cantando en un coro: le pagaron 7.000 pesetas de la época. Luego se presentó en 'La Opinión' («temblándome las rodillas») y ganó 10.000 pesetas ordenando boletines oficiales.
'Queda prohibido no crear mi historia'
Lleva más de 20 años trabajando en comunicación, ha pasado por casi todo: corresponsalías, agencias de noticias, radios, televisiones, gabinetes de prensa, artículos de viajes, colaboradora ocasional, cuando cesó en la Consejería de Agricultura vendió vinos por teléfono y «Aquí seguimos, con toda la ilusión del mundo. Yo no claudico nunca. Podemos transformar la realidad; entre todos podemos hacer que el mundo sea un lugar mejor. Y, por suerte, contamos con una herramienta poderosa, la más poderosa: la comunicación. Recuerda, primero fue la palabra».
[Fin y último verso (inventado) del poema que bien nos podría dirigir Lola Gracia: 'Queda prohibido rendirse'.]
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