Contratos del club con firmas controladas por el propio Samper para su enriquecimiento

El convenio que el Ayuntanmiento de Murcia suscribió con Jesús Samper el 13 de junio de 2001 estaba dirigido, al menos en teoría, a permitir que la ciudad contara con un nuevo estadio de fútbol -compromiso que se cumplió- y también a garantizar que el Real Murcia SAD dispondría de solvencia económica suficiente como para situarse en la élite del fútbol profesional. Así se 'vendió' la idea en su día por parte del propio alcalde Miguel Ángel Cámara, y en esa línea parecía en un principio que se iba a orientar el proyecto urbanístico. De hecho, el 'protocolo secreto' que Cámara y Samper suscribieron en julio de 1999 especificaba que «el Real Murcia CF SAD será el titular del aprovechamiento urbanístico».

Ese propósito original cambió posteriormente, sin que el fiscal anticorrupción encuentre justificación alguna al hecho de que el Ayuntamiento lo permitiera, pues lo cierto es que Samper acabó comprando los terrenos -que más tarde le serían recalificados-a través de una socviedad por él controlada: PC Iure SL, más tarde denominada Sport Management and Proyect SL. «El señor Samper antepone sus sociedades al club de fútbol», relata el fiscal, que recuerda que al interponer una de sus sociedades se garantiza «que las plusvalías las obtenga la mercantil propietaria del terreno en vez del club».

«Este hecho crucial -continúa el representante del Ministerio Püblico en su informe- es obviado incomprensiblemente por el señor Cámara, defensor político del proyecto y conocedor de todo el proceso previo». Un consentimiento que en apariencia viciaba el propósito inicial del convenio y que permitía el enriquecimiento personal de Samper.

«Si los aprovechamientos urbanísticos hubiesen sido del Real Murcia -resume el Fiscal Anticorrupción-, su solvencia patrimonial hubiera sido exorbitante, con posibilidad de situar realmente al club en condiciones de competición real con otros grandes clubes, atendiendo a su presupuesto». Hoy, el Real Murcia está en Segunda B y su supervivencia se halla gravemente amenazada por deudas millonarias.

Comisiones de 1,8 millones

El informe del fiscal resume las supuestas maniobras que, desde incluso antes de firmarse el 'protocolo secreto', emprendió Jesús Samper para asegurarse la percepción personal de los beneficios del proyecto. Así, ya en marzo de 1999, el Real Murcia empezó a firmar contratos con sociedades controladas por este empresario, «fijando importantes honorarios en su propio beneficio».

Uno de ellos consistía en que el club garantizaba el cobro de 1,8 millones de euros a la sociedad Gestión de Estructuras Deportivas -perteneciente al grupo de Samper-, en concepto de retribución por la «localización, coordinación, negociación y cierre de la compra de terrenos y acuerdos urbanísticos desde el 1 de julio de 1998 al 1 de abril de 1999». Es decir, que por buscar los terrenos para Nueva Condomina y hacer gestiones durante menos se un año, ya se embolsaba 300 millones de pesetas de la época.

También se aseguró a través de esa misma empresa la percepción de un 6% de comisiones por la gestión general del 'Proyecto Nueva Condomina'. Y en el primer semestre de 2006 facturó al Real Murcia, a través de su firma Samper y Asociados, 563.000 euros (de un total de 1.249.000 euros de presupuestos) por unos supuestos 'servicios de profesionales independientes'.

«El señor Samper -explica el fiscal-, al tiempo que invertía dinero en el Real Murcia, utilizaba sus sociedades para prestar todo tipo de servicios al club y obtener importantes réditos». En resumen, simpre según el Ministerio Público, que con una mano metía el dinero en el equipo y con la otra se lo llevaba.

También es llamativo que a cambio de los derechos de imagen del Real Murcia, Sport Management and Proyect se comprometiera en 1999 a pagar al club un total de 12 millones de euros en el plazo de diez temporadas. En el año 2001, sin embargo, el contrato originario se cambió y las aportaciones prometidas se redujeron a la mitad: seis millones. Samper se comprometió a presentar un patrocinador que cubriera el resto. No existe constancia de que tal cosa acabara ocurriendo.