PEDRO CONESA
Sábado, 6 de septiembre 2008, 02:06
El inicio de nuestra ruta se sitúa, la cuarta en la que La Verdad acompaña al concejal de Turismo, Javier Herrero, y técnicos municipales por el sendero GR92, en un marco de excepción: El Palacio Consistorial. Son las nueve de la mañana y para esta aventura nos acompaña la alcaldesa de Cartagena, Pilar Barreiro; el director general del Litoral, Gabriel Ruiz y el presidente de la Federación de Montañismo de la Región de Murcia, Antonio Ruiz. Por delante hay 14 kilómetros de un recorrido muy transitado por estar muy cercano a la ciudad, aunque se complica en dirección al collado de Roldán.
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La senda recorre en los primeros minutos las calles más transitadas de la ciudad. En apenas media hora se ha pasado por la calles Mayor, Puerta de Murcia, Plaza de España y Alameda de San Antón. Los comercios todavía no están abiertos y en unos minutos el trasiego de gente comenzará a ir de un lado a otro.
En un cuarto de hora llegamos al cruce de Cuatro Caminos para iniciar la subida a Tentegorra entre la pinada y en dirección al parque Rafael de la Cerda. Tras una hora y media de viaje se ha terminado la denominada ruta del colesterol, que centenares de personas realizan cada día. Es momento de una parada con un desayuno intenso para coger fuerzas.
La expedición ya ha dejado la zona urbana y se dirige al collado de Roldán, donde los pinos son los primeros obstáculos aunque desaparecen según se acerca la cima. Desde ahí, las vistas a Cabo Tiñoso e isla de las Palomas son de una gran belleza.
Ahora toca girar hacia el oeste por una pequeña senda hacia el collado del Puntal del Moco. Las rampas y el terreno escalonado dificultan el paso, por lo que se recomienda no salir del sendero marcado.
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Descenso peligroso
Han pasado casi tres horas desde el inicio y el recorrido nos lleva a la cumbre más alta de la ruta (321 metros). No hay tiempo para el descanso y el sendero gira hacia el norte en dirección al collado de las Escarihuelas. Ahora toca descender por lo que se hace necesario unas buenas botas de montaña para evitar caídas.
Cuando se llevan más de tres horas de recorrido se cruza la rambla de El Portús y un kilómetro más adelante se encuentra la playa, donde la falta de bañistas muestra que el verano se escapa.
Es la una del mediodía y ya se han recorrido trece kilómetros. Tras cuatro horas es el momento de analizar el trayecto. La falta de carteles y de pintura roja y blanca que marcan el recorrido en algunos tramos son algunas deficiencias detectadas y que el concejal Herrero promete solucionarlas.
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Ahora toca comer. El menú de hoy es sencillo. En un restaurante local sirven un plato de tomate con olivas, embutido de la tierra y unas cervezas. Es suficientes para recuperar las fuerzas.
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