Estas son las diferencias entre un coche de cortesía y uno de sustitución

En caso de un accidente de tráfico, las partes implicadas deben rellenar los denominados partes amistosos para precisar tanto lo acontecido como los daños derivados del siniestro. Una vez cumplimentado este documento, se inicia el trámite para reparar los perjuicios materiales y en caso de alegar lesiones, como latigazos cervicales, se procederá a evaluar la posible indemnización.

A la hora de llevar el vehículo a reparar, ya sea por un siniestro o por otras cuestiones inherentes a un accidente, es probable que el cliente solicite un vehículo para poder circular mientras el suyo se encuentra en el taller. Llegados a este punto, se podrán valorar dos opciones: un coche de sustitución o uno de cortesía. A priori, podría parecer lo mismo, ya que cumplen la misma finalidad. Sin embargo, hay aspectos que difieren entre sí.

Un vehículo de cortesía es aquel que la aseguradora pone a disposición del conductor mientras el propio está en reparación. Como indica Mapfre, se trata de un servicio que no está indicado en la póliza. En este sentido, se considera una deferencia entre la empresa y el cliente. Este servicio se realiza siempre a través de los talleres que están concertados con la compañía, es decir, si se acude a un lugar de confianza del seguro y no uno de libre elección. En definitiva, si no se acude a uno de los enclaves dictados, no se podrá disfrutar de él.

El propietario no deberá pagar nada por los días en los que haga uso del vehículo. No obstante, hay que tener en cuenta que su disponibilidad no está siempre garantizada, sino que dependerá de la flota que tengan libre. Además, no se ofrece para todos los tipos de situaciones. Tal y como establece Mapfre, «no es obligatorio ni vinculante», sino más bien un gesto o un detalle con el cliente.

En cambio, el coche de sustitución sí es una cobertura específica que se puede incluir en la póliza, lo que garantiza que, en caso de necesitarlo, deberán facilitarlo. Además, se podrá elegir el taller que el propio cliente considere oportuno, sin que esto afecte al derecho de reclamar uno. Esto es así porque es un servicio que ya se paga dentro de la cuota anual.

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