
LA VERDAD
Lunes, 30 de octubre 2023, 09:14
La Lotería de Navidad, por su naturaleza azarosa y su carácter popular, ha sido tradicionalmente caldo de cultivo para el pensamiento mágico. Las supersticiones asociadas al sorteo son muchas y tan variopintas como acudir de forma presencial a seguir la celebración del sorteo disfrazado de la forma más estrafalaria posible, con el fin de atraer la mirada de la diosa Fortuna, y frotar los décimos por el lomo de un gato negro, la espalda de un jorobado o el vientre de una embarazada. Otra práctica extendida es buscar números asociados a tragedias o comprar billetes en zonas donde ha ocurrido algún desastre, creyendo que una hipotética balanza de la suerte compensará con buena fortuna por las penurias pasadas. Desde LA VERDAD podrás seguir en directo la última hora del sorteo de la Lotería de la Navidad 2023.
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La creencia en el destino y la concepción de la fortuna como algún tipo de fuerza cósmica también han fomentado que a lo largo de los años el anhelo por conseguir alguno de los premios de la Lotería de Navidad haya empujado a numerosos ciudadanos a buscar el consejo de videntes o adivinos. No es un fenómeno nuevo. Desde tiempos inmemoriales la humanidad ha acudido a oráculos en busca de respuestas. Célebres son los sacerdotes del Mundo Antiguo, que en Egipto o Grecia aseguraban dar voz a la voluntad de los dioses. Se puede trazar la influencia de los oráculos hasta la Edad de Hierro, como mínimo, puesto que se han encontrado restos de sacrificios rituales que sugieren que se llegaba al punto de matar a personas y animales con el fin de atraer el favor divino. Ese parece ser el caso de la momia del célebre hombre de Tollund, que se puede visitar en el Museo de Silkeborg (Dinamarca), uno de los principales descubrimientos que avalan esta teoría.
En la actualidad no se llega a tanto, pero siguen existiendo algunos profesionales de la adivinación que se ganan la vida con sus predicciones. Algunos incluso han conseguido gran notoriedad y se han convertido en personajes mediáticos, como Rappel, Sandro Rey, Aramís Fuster, Paco Porras, Octavio Aceves o la Bruja Lola. No obstante, en el caso de los citados, su fama no se debe tanto a sus dotes adivinatorias como a sus personalidades excéntricas.
Acudir a los videntes en busca de predicciones relacionadas con la Lotería de Navidad es una cuestión de fe, ya que no existe ningún estudio (ni lógica alguna) que respalde la fiabilidad de sus pronósticos. Resulta dudoso que alguien pueda adivinar el próximo número ganador del Gordo, ya que las probabilidades de acertar son de una entre 100.000. Adivinar los números agraciados, por lo tanto, no es totalmente imposible, ya que hay un 0,001% de posibilidades de acertar, pero sí altamente improbable. Puedes comprobar tu número de la Lotería de Navidad en La Verdad.
Es por ello que, entre innumerables fracasos, podemos encontrar unos pocos casos de éxito. En el año 1986 Rappel logró predecir que el primer premio de la Lotería de Navidad terminaría en 2 y que tocaría en Málaga. En otra ocasión dijo que el Gordo «acabaría en 46 o 64» y, efectivamente, su terminación fue el 64, para regocijo de las dependientas de la sección de señoras de un centro comercial que, al escucharle en la radio, decidieron apostar por ese número. Aunque esto sirvió para incrementar la credibilidad de Rappel, que en esos años vivía un momento de gran popularidad, el propio vidente confesó después que había acertado por «casualidad espontánea». «Tuve la gran suerte de que acerté. Si hubiera acabado en 27 me hubiera quedado el prestigio como una mierda», explicó, en declaraciones recogidas por la prensa. Y es que, como se suele decir, hasta un reloj estropeado da la hora correcta dos veces al día.
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En el año 2002 el mentalista Anthony Blake aparentemente consiguió la proeza de acertar las cinco cifras del Gordo de la Lotería de Navidad de ese año. El número de adivinación, que consistió en escribir el número en cuestión y depositarlo dentro de una caja sellada con dos candados, contenida a su vez en una urna con cierre de seguridad y custodiada por guardias jurados, se emitió por televisión y causó gran impacto entre los espectadores cuando se reveló la cifra correcta al abrir la caja una vez finalizado el sorteo. Sin embargo, como después se supo y él mismo reconoció, todo había sido un elaborado truco, para el que supuestamente se valió de una persona de baja estatura que permaneció escondida debajo de la urna. «¿Quién se cree que sabiendo el Gordo no lo hubiese comprado? Lo que hacen es llamar fraude a la magia», se defendió el mentalista.
En los últimos tiempos la revolución digital también ha llegado al mundo de los adivinos y las pitonisas, que han llevado sus artes a las redes sociales. Uno de ellos es Luis el Oráculo, un heredero del televisivo Rappel que el pasado año se propuso acertar los números ganadores a través de un vídeo de TikTok. Lo único que consiguió fue desacreditarse, puesto que no consiguió acertar ni una terminación. Y es que, a pesar de las promesas de los videntes que, como el propio sorteo, se ganan el sustento comerciando con ilusión, no hay ninguna evidencia que respalde que sea posible adivinar los números ganadores de la Lotería de Navidad.
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