Marina Albentosa, las ostras siempre en su equipo
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La investigadora del IEO lidera el proyecto científico RemediOS, para la restauración ecológica del Mar Menor con bivalvosPerfil ·
La investigadora del IEO lidera el proyecto científico RemediOS, para la restauración ecológica del Mar Menor con bivalvosLo habitual es ver en una ostra la posibilidad de una perla, o la promesa de un bocado de inolvidable sabor marino. Para Marina Albentosa ... Verdú (Guardamar de Segura, Alicante, 1963), este bivalvo es sobre todo una depuradora en miniatura que puede ser útil para la recuperación del Mar Menor. Este es el objetivo del proyecto RemediOS, que lidera esta investigadora titular del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC) en su sede de San Pedro del Pinatar y que consiste en la utilización de este molusco para retirar nutrientes de la columna de agua gracias a su gran capacidad filtradora, la fijación de CO2 en sus valvas y la creación de arrecifes naturales donde proliferará la biodiversidad marina.
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Una iniciativa financiada por la Fundación Biodiversidad –organismo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico– que ha cerrado esta semana en Cartagena su primera fase con una jornada en la que participaron los centros de investigación y equipos científicos que lo han puesto en marcha. Ahora llega la ingrata tarea de buscar financiación para continuar con las actuaciones: medir la capacidad de absorción de nutrientes de las polivalentes ostras planas, calcular cuántas se necesitan y elegir los lugares de la laguna más adecuados para situarlas.
Poco más se le puede pedir a la 'Ostrea edulis', llamada a formar parte de las soluciones basadas en la naturaleza que, eso se espera, devuelvan al humedal un cierto alivio después de décadas de agresiones y vertidos contaminantes.
Marina Albentosa, licenciada en Biología por la Universidad de Granada y doctora por la de Santiago de Compostela, confía en unos moluscos a los que está ligada desde hace más de treinta años, cuando comenzó a estudiarlos en Gante (Bélgica) gracias a una beca predoctoral. «Hay especies marinas más estimulantes y vistosas», admite con humor, «pero los bivalvos son fantásticos desde el punto de vista de la investigación. Y a mí me gusta mucho la biología básica, como el análisis de los procesos digestivos».
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Precisamente, sus inicios profesionales consistieron en la formulación de dietas para la cría de almejas en acuicultura. Esta línea de trabajo la llevó desde Gante, pasando por Santander, hasta la sede del IEO en Coruña, donde estuvo destinada hasta 2003. En ese año se trasladó al Centro Oceanográfico de Murcia, en Lo Pagán, para estar más cerca de su familia. Casada con Fernando Jiménez Sánchez, profesor de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad de Murcia, tiene dos hijos: Carmen (25 años), periodista ambiental y científica que actualmente cursa el máster de Radio Nacional de España; y Miguel (22), graduado en Márketing.
«De pequeños me los llevaba al laboratorio», recuerda con nostalgia una investigadora vocacional que se relaja paseando por el monte con su perra 'Supi' y que participa desde 2007 en los programas de seguimiento de contaminación marina que realiza su centro de investigación por encargo de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente.
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La especie testigo que se utiliza es el mejillón salvaje:gracias a su muestreo se conoce el tipo y cantidad de contaminantes marinos. «Así mapeamos la calidad del agua en nuestras costas», explica la responsable del Laboratorio de Fisiología y Toxicología de Bivalvos de la sede regional del IEO, desde donde impulsó en 2015 uno de los primeros proyectos europeos sobre presencia de microplásticos en el organismo de peces de interés comercial.
Muy comprometida con el papel de la Administración pública en la investigación, en 2020 coordinó un informe encargado por el Ministerio de Ciencia que resultó en una dura radiografía del Instituto Español de Oceanografía: «Está en una situación insostenible, con una deuda acumulada inaceptable, paralizada la contratación de personal y los gastos corrientes por falta de fondos, detenidos los proyectos y los encargos de servicios, limitadas las peticiones de financiación y descapitalizados proyectos ya existentes», fue el diagnóstico. Poco después, el IEO quedó bajo la cobertura administrativa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
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Albentosa ve la crisis del Mar Menor como un gran reto para la acuicultura de bivalvos, «la más sostenible porque no se utilizan piensos ni productos farmacéuticos». No pidamos heroicidades a la ostra plana, advierte, pero al menos demos una oportunidad a un molusco que llegó a tener una población de más de cien millones de ejemplares hace décadas en la laguna y que ahora, resucitado por la ciencia, podría echar una mano en su recuperación. «Ojalá podamos desarrollar una acuicultura de ostras en el Mar Menor, y después ya me jubilo», lanza un deseo.
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