Vaya pregunta, ¿qué es un río? Porque, aunque parezcan (y en realidad lo sean) tan diferentes, el Segura que atraviesa de forma tan brava el Cañón de Almadenes es el mismo que circula mansamente por el centro de Murcia unos 40 kilómetros más abajo. La misma agua, distinto cauce. Imposible exigir el mismo grado de naturalización en la Vega Alta que en las Vegas Media y Baja, aunque sí es necesario contar con unos ríos más 'verdes' también en las ciudades, según las conclusiones del III Congreso Ibérico de Restauración Fluvial (RestauraRíos), celebrado en Murcia en junio de 2019 y organizado por el Centro Ibérico de Restauración Fluvial (Ciref) en coordinación con la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS).

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Hace casi un año, pero lo recuerdo bien. Más de 300 expertos debatieron (debatimos, participé en la mesa de comunicación gracias a la generosa invitación de Eduardo Lafuente) sobre cómo debe restaurarse un río, cómo integrarlo en entornos urbanos y cómo conectar a la sociedad con los cauces fluviales, aliados indispensables para un futuro más saludable en el que necesitamos estar más cerca de la naturaleza. En la Región de Murcia, y en concreto en el Segura, tenemos ejemplos de buenas prácticas y casos no tan acertados: proyectos de renaturalización, recuperación de bosque de ribera y lucha contra especies exóticas en tramos situados entre la Contraparada y Moratalla, y discutibles (según algunos expertos) 'ajardinamientos' en el centro de Murcia, muy lejos de experiencias exitosas como Madrid Río.

Estas son las conclusiones del congreso, que acaban de hacerse públicas:

1. Concepto social de río

• No se puede abordar una adecuada gestión de nuestros ríos si no hay una conciencia social de lo que es un río, de su realidad vital, de sus requerimientos como ecosistema, de los bienes y servicios que desde su integridad los ríos pueden y deben proporcionar. Es pues necesario intensificar las iniciativas que hagan llegar a la sociedad una adecuada y completa percepción de los ríos.

• La participación pública activa en los procesos de planificación y gestión fluvial ha dado unos pasos importantes gracias a las directivas marco del agua y de inundaciones. Pero hay que seguir avanzando buscando nuevos y profundos vínculos entre ríos y ciudadanos, intensificando los compromisos sociales de recuperación y gestión participativa. Es conveniente integrar las lecciones aprendidas de proyectos de éxito desarrollados en distintos entornos, con diferentes instrumentos y trabajando desde la conservación de ríos prístinos hasta la rehabilitación de ríos urbanos con un grado de alteración extremo.

• En la Península Ibérica, con clima mediterráneo en una parte muy importante de su superficie, es imprescindible desarrollar estrategias que permitan el reconocimiento social de los ríos temporales y efímeros, integrándolos en todos los procesos de planificación y gestión con un adecuado conocimiento de sus componentes y procesos, y con la misma consideración, dedicación y atención que la que se brinda a los ríos permanentes.

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2. Ciencia y técnica

• Es imprescindible exigir a los proyectos de restauración de ríos una adecuada monitorización de sus resultados. Esa monitorización no es un fin en sí misma, y debe formularse para que sirva tanto para articular una adecuada y eficaz gestión adaptativa frente a las respuestas del ecosistema, como para ofrecer de manera sistematizada y objetiva lecciones aprendidas. Tanto en los ámbitos científicos como técnicos, las lecciones aprendidas podrán así ser aplicadas en nuevos proyectos.

• La recuperación de la biota acuática y de ribera debe abordarse considerando, además de la composición, procesos y funciones, el régimen de caudales (líquidos y sólidos) y la dinámica hidromorfológica.

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• Las actuaciones, concebidas considerando limitaciones y oportunidades reales y, por tanto, con un escenario objetivo realista, deben contribuir a optimizar la capacidad de auto-recuperación de los ríos y su gestión sostenible.

• El control de las especies exóticas invasoras, tanto animales como vegetales, debe ocupar un papel destacado en los programas de investigación y acción. Esta tarea no se realiza solo con acciones directas, sino también mediante una implementación completa de las distintas componentes de los caudales ecológicos, que incluyen los mínimos y máximos.

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• Las reservas naturales fluviales (RNFs) deben dotarse de instrumentos adecuados y eficientes de gestión, e integrarse debidamente en su entorno ambiental y social. Sería recomendable la aplicación de herramientas de planificación sistemática para completar de manera eficaz y eficiente la actual red de RNFs e incorporar en la medida de lo posible la componente biodiversidad para que las mismas contribuyan a la conservación sobre todo de aquellas especies amenazadas o protegidas asociadas directamente a los ecosistemas fluviales.

• Es necesario seguir avanzando en la recuperación de la continuidad longitudinal de ríos y también de sus riberas, y dar pasos decididos para mejorar la conectividad transversal y la conexión con las masas de agua subterráneas.

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• La cuantificación de los servicios ecosistémicos que prestan los ecosistemas fluviales debe ser una línea de trabajo que permita, a corto plazo, incorporar de manera objetiva esa valoración en los programas de medidas para la rehabilitación de ríos.

• Las infraestructuras verdes y las medidas naturales de retención de agua pueden y deben tener un papel relevante a la hora de plantear actuaciones multifuncionales que permitan recuperar espacio, procesos y funciones del ecosistema fluvial y, al tiempo, contribuir a reducir los riesgos de inundación.

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3. Gobernanza

• Es necesario seguir progresando en los cambios necesarios que permitan abordar la gestión de los ríos considerando su realidad como ecosistemas.

• La inclusión de criterios derivados de la dinámica geomorfológica de los sistemas fluviales, del territorio fluvial, junto con la consideración de los caudales sólidos, debe integrarse de manera rotunda en los proyectos de restauración fluvial.

• Es necesario abordar una reflexión abierta y transparente sobre la realidad de los regímenes de caudales ecológicos y plantear acciones que permitan resolver las disfunciones detectadas, tanto en su estimación como en su concertación, implantación y seguimiento.

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• Una buena gobernanza solo es posible si se fundamenta en un proceso permanente de adecuación de sus estructuras y procedimientos para alcanzar de la manera más eficiente el objetivo del buen estado de nuestras masas de agua.

PD. Libro de actas del congreso Restaura-Ríos 2019 descargable en este enlace.

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