En los últimos cincuenta años nuestro planeta ha sufrido una transformación sin precedentes que ha puesto contra las cuerdas la naturaleza salvaje y la estabilidad ... climática a nivel global. El Mediterráneo es el mejor ejemplo de ello, convertido en epicentro del cambio climático. La contaminación y la presión sobre sus ecosistemas marinos y costeros es tan insostenible que amenaza con volverse como un bumerán contra los millones de personas que dependemos de ellos, tal como nos ha recordado recientemente el maltratado Mar Menor.

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Es difícil encontrar en el Mediterráneo costas tan impresionantes y a la vez tan malheridas como las de Murcia. Igualmente difícil es encontrar entidades con una hoja de servicio tan extraordinaria como la de ANSE, una de las organizaciones independientes mejor valoradas de nuestro país y que en este medio siglo no ha dejado un solo día de trabajar con dedicación inquebrantable para alertar a la sociedad sobre la importancia vital de proteger los ecosistemas costeros, los humedales y la biodiversidad única de la Región de Murcia para las generaciones presentes y futuras.

Son incontables los logros de esta organización pionera que ha sido capaz de combinar en su ADN a partes iguales el activismo, la reivindicación pública y la lucha en los tribunales con la educación ambiental y su trabajo sobre el terreno, basado en una fuerte raíz naturalista y una robusta base científica que aplica en sus proyectos y campañas en favor del medio ambiente.

La defensa de la naturaleza es siempre una tarea colectiva, una carrera de sumas y relevos donde nadie debe atribuirse un logro o una conquista concreta, pero puede asegurarse que sin ANSE y su lucha de décadas contra el urbanismo salvaje y la destrucción de la costa y en favor de la creación de áreas protegidas terrestres y marinas, hoy muchas de las maravillas naturales de las que presume el Sureste español ya no existirían.

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Desde su contribución durante décadas a la defensa del Mar Menor, a la protección de Calblanque o de los arenales y las salinas de San Pedro del Pinatar, a su lucha para detener los peligrosos vertidos mineros a la bahía de Portmán o sus recientes denuncias contra el crecimiento incontrolado de la agricultura intensiva legal e ilegal, todos ellos son ejemplos de las muchas conquistas para la sociedad de Murcia en las que ANSE ha jugado un papel fundamental.

En una región como Murcia, amenazada como pocas por el cambio climático, las temperaturas extremas, la escasez de agua y la desertificación y donde los mayores impactos están aún por llegar, apostar con fuerza por la restauración de la naturaleza y la preservación de los servicios ecosistémicos no es un lujo; es una cuestión de supervivencia que el Gobierno regional debería afrontar. Disponer para ello de una sociedad civil fuerte, comprometida y constructiva con organizaciones expertas como ANSE es un seguro de vida y una de las mejores garantías con las que podemos contar.

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