![Eloy Sánchez Rosillo: «Sigo adelante con la misma ilusión de siempre»](https://s1.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2023/12/12/185874074-k1yB-U210949755274wZH-1200x840@La%20Verdad.jpg)
![Eloy Sánchez Rosillo: «Sigo adelante con la misma ilusión de siempre»](https://s1.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2023/12/12/185874074-k1yB-U210949755274wZH-1200x840@La%20Verdad.jpg)
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Lo dice sonriente: «No me considero el mejor en nada, desde luego, pero si este diario ha llegado a la conclusión de que era oportuno otorgarme la distinción, pues muy bien que lo veo. A nadie le amarga un dulce. Mi alegría es grande». Recuerda Eloy Sánchez Rosillo, nacido en Murcia en 1948: «Desde que comenzó mi trayectoria pública como poeta, hace cuarenta y cinco años largos, LA VERDAD se ha ido haciendo eco puntual de mi actividad y de mis publicaciones, con entrevistas y reseñas; y, por otra parte, yo he colaborado ocasionalmente en sus páginas con poemas y escritos propios. He contado y cuento con buenos amigos dentro del periódico. En fin, no puede pedirse más».
«Este premio [a la excelencia literaria y a una brillante trayectoria] me pilla en un momento inmejorable, tanto en lo personal como en lo que respecta a la poesía, que ha sido el centro de mi vida desde que era adolescente», indica el poeta. «Ahora ya soy un hombre maduro», añade, «e incluso podría decirse que extremadamente maduro, y sigo adelante con la misma ilusión de siempre. Ni sobre los míos ni sobre mí se cierne de momento ninguna amenaza cierta -toquemos madera-. Y mi obra poética ha ido haciéndose sin interrupción desde que comenzó hasta hoy mismo, lo cual es el sueño cumplido de mi vida, como dice el título de mi libro último ['El sueño cumplido', publicado como todos los suyos en Tusquets].
Sus logros
Con once libros de poesía publicados está considerado uno de los poetas españoles más destacados de las últimas décadas.
'Maneras de estar solo' es la obra con la que fue merecedor en 1977 del Premio Adonáis.
El Premio Nacional de la Crítica lo recibió en 2005 por su poemario 'La certeza'.
'La rama verde' recibió en 2020 el Premio Las Librerías Recomiendan.
Gran parte de su obra se encuentra recogida en el volumen 'Las cosas como fueron. Poesía completa, 1974-2017', editado por Tusquets, donde se publican sus libros desde hace más de veinticinco años.
En mayo de 2023 publicó 'El sueño cumplido' donde se recoge su pensamiento poético.
«Miro / con emoción y con sorpresa cómo / la realidad canta y florece, el ímpetu / con que todo se muestra, y su abundancia», dicen unos versos de 'Celebración', un poema luminoso con el que Sánchez Rosillo se despide del invierno y saluda, un día más, a la vida que le sigue deslumbrando, con sus victorias y sus heridas, desde los años felices de su infancia. Autor de una obra poética que ha merecido el elogio, el respeto y el reconocimiento reservados a los grandes poetas, asiste desde hace años, entre asombrado y satisfecho, al deleite con el que sus lectores adquieren sus poemarios, donde se recoge una obra, sencilla y perdurable, abundante en luz y proyectada sobre el misterio de vivir.
Sánchez Rosillo descansa sobre el sentimiento del trabajo poético bien hecho: «No es que yo tenga un altísimo concepto de mi poesía, pero no la cambiaría por la de ningún otro poeta. Le estoy agradecido a mi poesía, a los libros que he hecho, porque en realidad yo soy Eloy Sánchez Rosillo precisamente por ellos». «Por lo general», precisa sonriendo, «me conformo con ser yo».
De momento, indica el poeta, «no me atrae otra posible realización de mi vida que no esté relacionada con la poesía, e insisto en que eso no tiene nada que ver con las presuntas calidades de mi obra». «Me siento orgulloso de haber hecho estos libros, o de que ellos me hayan hecho a mí», abunda.
Pasados los años, firme el reconocimiento del que goza, se mira a sí mismo pausadamente y reflexiona: «He cumplido un sueño, porque en los primeros años de mi adolescencia ya se despertó en mí la vocación de escribir, que cada vez fui asumiendo más. Desde siempre he visto cómo lo más maravilloso del mundo el llegar a ser un verdadero poeta. Lo veía como un sueño irrealizable, ¿por qué me iba a tocar a mí ser un poeta auténtico? Desde entonces he trabajado por llegar a merecer ser poeta algún día, porque lo consideraba una ocupación digna en la vida». Y, «la verdad», añade, «en un mundo en el que la gente se dedica a cosas tremendas, como organizar guerras o apoyarlas, que alguien en el futuro te recuerde como una persona que se dedicaba a intentar escribir poesía, personalmente me alegra».
Recuerda el autor de 'Maneras de estar solo', poemario con el que en 1977 consiguió el Premio Adonáis, que no quiso ser ni rico, ni famoso, ni un donjuán, ni un aventurero: «Bueno, lo de donjuán puede ser que me haya tentado más [risas], pero se quedó en tentación... Lo que tengo claro es que no querría ser ninguna otra cosa si no va acompañada de la poesía. Si uno pudiera ser de verdad varias cosas a la vez... pero creo que las pasiones son exclusivas, no puede uno ser poeta y hombre de acción, por ejemplo, aunque antiguamente había algún caso notable de persona en la que se juntaban las dos cosas».
«Uno», defiende, «tiene que coger un solo camino si quieres entregarte realmente a una ocupación. Podría haber hecho otras cosas, pero superficialmente, mal hechas...».
Los años pasados son ya irrecuperables. Ese paso devastador del tiempo le produce al poeta «más que dolor, una honda melancolía, que es quizás lo que me ha movido a escribir durante años. Yo me conformo con que las cosas sean así, pero no puedo evitar esa honda melancolía de la que trato en mis poemas. No me opongo al tiempo, acato que las cosas sean así, pero lamento que el tiempo con una mano me diese una cosa, y con la otra me la quitara. Mi respuesta a ese dar y quitar del tiempo ha sido escribir poesía, que ha sido una forma de decirle al tiempo que no se lo iba a llevar todo, que algo me empeñaba yo en que se quedara sobre el papel, no sé por cuánto tiempo».
«Lo más importante es vivir cada día con autenticidad. Si lo haces así, todas las cosas que hagas son verdaderas. La vida es hermosísima, plural, y todo merece la pena de ella, no sólo las alegrías, también otro tipo de experiencias», recomienda el poeta, para quien «si uno ha sabido rodearse de cierta gente, y de unos verdaderos amigos, está más a salvo de las traiciones y de los desengaños».
«Ojalá mi poesía ayudase a los lectores a vivir mejor», exclama, como siempre comedido, y convencido de que «todas las artes creativas ayudan a conocerse uno mejor y a conocer mejor el mundo. La poesía no tiene propiedades milagrosas, pero a la larga modifica tu manera de estar en el mundo, y es posible que la mejore».
Sánchez Rosillo no es «ni un pesimista, ni un derrotado. En fin, incluso creo que soy optimista, lo que pasa es que cuando escribimos no todo el ser de uno está en aquello que escribes. Puede ser que escribas, precisamente, sólo cuando tienes la sensación de que algo no va bien o de que algo se ha perdido o terminado».
«En buena parte de mi poesía», añade, «es cierto que se lamenta lo que se ha perdido, y que tiene un tono melancólico, pero melancólico no quiere decir triste, ni desesperado. La melancolía es como una alegría póstuma, porque cuando estás viviendo con intensidad, al menos es mi caso, no te dedicas a escribir poesía. En mi obra hay menos poesía celebrativa que poesía elegiaca, pero la melancolía no está reñida con el optimismo. Hay poetas que celebran las cosas cuando están sucediendo, y otros que las celebramos cuando esas cosas hermosas que echamos de menos ya están en el pasado». También es cierto que uno cree de joven que el tiempo pasa y que las cosas se van, pero no es así. Si sabemos verlas y vivirlas, hacerlas nuestras, permanecen con nosotros para siempre, se transforman en carne de nuestra alma».
«Yo le veo un sentido a la vida», dice sin dudar. «Me gusta como es, con sus grandes alegrías y hermosuras, y también con sus inevitables dolores. No veo la vida absurda, por eso yo no soy muy surrealista», precisa. «Uno echa de menos todo lo que ha sido intenso», advierte.
«Te equivocas, sin duda. Alguna vez alcanzan / tus manos el milagro; / en medio de los días que idénticos transcurren, / tu indigencia, de pronto, toca un fulgor que vale / más que el oro más puro: / con plenitud respira tu pecho el raro don / de la felicidad. Y bien quisieras / que nunca se apagara la intensidad que vives». Estos son los versos iniciales de 'Luz que nunca se extingue', el poema con el que se abre 'La certeza', poemario que le valió el prestigioso Premio de la Crítica 2005. Versos para tiempos de certeza, de esperanza, de expectativas, de anhelos, de la mirada puesta en la llegada ansiada de la felicidad, que tanto se hace de rogar pero que a veces aparece cuando menos te lo esperas, puede que incluso meciéndose en una sencilla hoja que el viento ha transportado desde un bosque que no figura en mapa alguno. El poeta bendice la amistad y la belleza, el arte y la sensualidad, el paseo lento junto a los amigos. Sus versos nunca son ajenos a lo que perciben nuestros sentidos.
«El mundo es más grande desde que existen la 'Ilíada' y la 'Odisea', y se tornaría más pequeño si desaparecieran de pronto Cervantes, Velázquez, Mozart o Pessoa», tiene claro Sánchez Rosillo, para quien «el poeta auténtico trata con criaturas que vienen a la vida; no es un inventor ni un arquitecto». Y eso es él, un poeta auténtico que ha publicado once poemarios; los diez primeros están hoy recogidos en el volumen titulado 'Las cosas como fueron. Poesía completa, 1974-2017' (Tusquets, 2018); el undécimo y último por ahora, 'La rama verde', apareció a finales de 2020.
Una trayectoria ejemplar que LA VERDAD ha querido reconocer. «Para un murciano, LA VERDAD es algo que siempre ha estado ahí», recuerda: «Desde que llegó la democracia me fui aficionando al periódico para estar informado de lo que ocurría en mi tierra, además de leer algún diario de ámbito nacional. Ahora soy suscriptor digital y lo primero que hago cada día al levantarme es echarme LA VERDAD a los ojos».
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
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