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El futuro del alto el fuego en Ucrania acordado el martes por representantes de Kiev y Washington en la ciudad saudí de Yedá se encuentra ... en manos de Rusia. El Kremlin tiene la última palabra sobre la tregua «total» de treinta días planteada en la exrepública soviética pero, más de 24 horas después de que trascendiera el pacto, sigue sin aceptar la propuesta. Tampoco la ha rechazado. Su reacción se ha limitado por ahora a pedir tiempo para analizar «cuidadosamente» el trato al que ucranianos y estadounidenses llegaron después de nueve horas de conversaciones. «No hay que adelantarse a los acontecimientos», argumentó este miércoles el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, aparentemente ajeno a la presión internacional.
El Kremlin quiere hablar con Washington antes de dar una respuesta sobre el posible alto el fuego. Existen «canales de diálogo» para ello y el compromiso por parte del secretario de Estado, Marco Rubio, y del asesor de Seguridad Nacional, Mike Waltz, de que «nos darán información detallada sobre la esencia de las conversaciones», insistió este miércoles Peskov, que apuntó directamente a los dos hombres que encabezaron la delegación norteamericana en la mesa de diálogo en Yedá, sin descartar una llamada «al más alto nivel». El portavoz de la presidencia rusa evidenció la nueva etapa que atraviesan las relaciones con EE UU al asegurar que un contacto telefónico entre su jefe, Vladímir Putin, y el inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, se podría organizar «muy rápidamente» si fuera necesario.
El magnate se valió este miércoles de los periodistas para mandar un recado a su homólogo, en quien siempre ha dicho tener confianza para alcanzar la paz: «Ahora la decisión es de Rusia». Su tono optimista sobre una tregua en Ucrania no parecía haberse visto alterado por el mutismo inicial y la frialdad posterior mostradas por el Kremlin tras conocer el acuerdo sellado con Ucrania, que ya se ha traducido en la reanudación del suministro de armamento y de información de Inteligencia de EE UU a Kiev tras casi una semana de parón. Polonia, por donde pasa el 95% de la ayuda occidental que reciben los ucranianos, confirmó que las entregas están ya «en niveles anteriores». «Espero que se alcance un alto el fuego», subrayó Trump. Sus negociadores se encontraban al cierre de esta edición de camino a Moscú.
Al republicano y su equipo no se les quiere escapar el tanto de haber logrado acabar -o parar temporalmente, como mínimo- una guerra que atraviesa ya su cuarto año y que ni la Administración Biden ni la UE han conseguido frenar. Rubio no pudo disimular este miércoles la ansiedad que hay en Washington por la respuesta rusa al acuerdo de tregua. «Si dice que sí, son muy buenas noticias y empezaremos el proceso y a hacer todo lo posible para avanzar. Si dice que no, tendremos que examinarlo todo y determinar la posición en el mundo y cuáles son sus verdaderas intenciones», advirtió tras mostrar su satisfacción porque Kiev hubiera aceptado la propuesta estadounidense en la primera reunión que ambas partes mantuvieron tras el incidente del Despacho Oval a finales de febrero, cuando Trump echó al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, tras una discusión televisada.
Aquel día quedó en el aire el trato para la explotación de las tierras raras -ricas en minerales para el sector tecnológico- de Ucrania por parte de EE UU, pero no ha caído en el olvido. En Arabia Saudí se habló sobre ello y los dos países están dispuestos a cerrar un acuerdo que consideran «clave» y que el secretario de Estado norteamericano reconoció este miércoles que no implicaría una garantía de seguridad para la antigua república -algo en lo que llamó a Europa a involucrarse- aunque Washington pasaría a tener un «interés directo» en proteger este territorio. Rubio explicó, además, que con los medios actuales se podría monitorear un alto el fuego con relativa facilidad.
Konstantín Kosachiov
Presidente del Consejo de la Federación Rusa
Zelenski, sin embargo, confía poco en que esa tregua -que en su opinión podría aprovecharse para elaborar un plan de paz- llegue a ponerse en marcha e instó a la Casa Blanca a aplicar medidas «fuertes» contra Rusia en caso de que rechace la propuesta. El encuentro en Yedá, al menos, admitió, ayudó a «reducir» la tensión con Washington y resultó «constructivo». Algunas voces en Rusia dan la razón al presidente ucraniano y apuntan a que un alto el fuego tal y como se ha planteado supone una «trampa» para el jefe del Kremlin. «Cualquier acuerdo para poner fin a la guerra debe realizarse en términos rusos, no estadounidenses», avisó Konstantín Kosachiov, presidente del Consejo de la Federación (la Cámara Alta del Parlamento de Moscú). Y Putin, según ha apuntado en diferentes ocasiones, no está dispuesto a hacer concesiones territoriales importantes o a que Ucrania ingrese en la OTAN.
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