Mari Trini, rebelde con causa

Nunca es tarde, nunca es muy tarde. O si lo es, ya es demasiado tarde para lamentarlo. A Mari Trini, probablemente la cantante murciana de mayor alcance nacional e internacional, no le llegaron los reconocimientos hasta bien demostrada su valía. Algo nada inusual, por otra parte. Nacida en Murcia y criada en la pedanía caravaqueña de Singla, la bautizada María Trinidad Pérez de Miravete-Mille y Pascual del Riquelme (1947-2009) recibió el homenaje de SGAE en 2005 por sus diez millones de discos vendidos; en 2008 la Región de Murcia le otorgó el premio 'Lucha por la igualdad'; en 2009 el Ayuntamiento de Caravaca aprobó poner una calle a su nombre; y no fue hasta 2019, diez años después de su muerte, cuando el de Murcia la nombró Hija Predilecta.

Su carácter inconformista la llevó con solo 16 años a Londres, de la mano de Nicholas Ray, el director del mítico filme 'Rebelde sin causa', y tras varios años en París, donde publicó sus primeros discos y donde se ganó el apodo de 'la Juliette Gréco española', la de los 70 sería su mejor época en España, donde residió hasta sus últimos días siempre acompañada de su pareja sentimental, Claudette Lanza. De temperamento austero y poco dada a mostrarse en los medios de comunicación, LA VERDAD no obstante palpó sus inquietudes en perfiles y entrevistas, como aquella de 1988 en donde la autora de títulos inolvidables como 'Amores', la feminista 'Yo no soy esa' o 'Una estrella en mi jardín' declaró: «Soy como una periodista, voy anotando lo que veo». Nunca es tarde para reconocer, nunca lo es para valorar. Mari Trini siempre estará viva en nuestro recuerdo. Y en la hemeroteca de LA VERDAD. ¿Cuál es su más acusada virtud?, le preguntaron: «Mi auténtica sinceridad».