Gala, hallado vivo en Murcia

El 26 de mayo de 1976, entre la una y las tres y media de la tarde, se extendió por España el rumor, propagado por Radio San Sebastián, de que «el popular comediógrafo y escritor» Antonio Gala había sido víctima de un atentado en Murcia. «Los telégrafos, los teletipos, los teléfonos, los directores generales y los ministros se fatigaban ayer porque Antonio Gala había sido asesinado de un disparo certero». Pero lo cierto es que a la hora en que todo el mundo lo daba por muerto, Gala estaba «vivo, que no coleando». Eso fue lo que dijo este «resucitado elegantísimo y exquisito, cual personaje salido de figurín de moda», cuandos dos reporteros de LA VERDAD, Galiana y Changa, lo hallaron vivo entrando al hotel Siete Coronas.

Venía de estar en la plaza de las Flores tras visitar el Museo Salzillo, «fresco como una rosa, bastón con empuñadura de plata, bolso al hombro, gran ombligo metálico a la altura del cinturón», según la descripción de Galiana. «Y los informadores, sin dar crédito a nuestros ojos, está vivo, está vivo, y los dos agentes de Policía protegiendo a distancia al comediógrado terrible, y el secretario –de Gala– aún pálido del susto, y la señora Caridad y unos amigos que se lo llevaron ayer tarde al Santuario de la Fuensanta (...). Gala respiraba e incluso hacía declaraciones en correcto y sereno castellano».

Lo primero que hizo al llegar a su habitación, tras ser consciente del revuelo, fue llamar a Madrid. «Lo que se ha dicho es que yo había sido asesinado en mi piso». Reconoció que más que a este tipo de rumores, estaba acostumbrado a recibir amenazas, de las que puso al corriente por carta a Fraga. Un artículo en 'Sábado gráfico', 'Las viudas', le había granjeado enemistades. ¿Qué hacía en Murcia? Le habían invitado a una conferencia sobre la televisión.