Doodle Sergúe Diaguilev

Serguéi Diáguilev, el provocador de la danza rusa escandaliza en Google

Este empresario revolucionó el mundo de la danza, modernizando los bailes y aportando nuevas estéticas

C. García

Viernes, 31 de marzo 2017, 10:54

Este 31 de marzo, Google celebra el cumpleaños de uno de los responsables de que la danza rusa se la exponente mundial en ballet y baile clásico. Serguéi Diáguilev nació hace 145 años en Sèlischi, un pueblo al norte de Rusia. Su familia gozaba de buena posición económica, por lo que no le resultó difícil acceder a estudios superiores, donde se licenció en Derecho.

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Pero Serguéi Diáguilev siempre había sido un apasionado del arte y la música, por eso encaminó su carrera profesional hacia ese mundo. En 1905 organizó su primera exposición de arte en San Petersburgo, poco después lo haría en París. Viendo el éxito obtenido, en 1909, creo la compañía Ballets Rusos, donde se concentraban los mejores artistas de Rusia y de otros países. Entre los bailarines y coreógrafos más reconocidos estaban Belanchine, Massine, Nijinska o Nijinsky; también había importantes pintores en la compañía, como Derain, Matisse, Picasso o Beois; y grandes compositores de la época, como Falla, Strauss, Debussy, Prokofiev o Ravel.

La compañía Ballets Rusos, o más bien Serguéi Diáguilev, invitó al coreógrafo Michel Fokine a formar parte de sus filas. Fue la llegada de este lo que supuso el cambio en el concepto de danza. Para Fokine, baile, música, vestuario, escenografía y argumento debían estar unidos en la creación de una composición; rechazaba estilo habitual de representación. El cambio fue difícilmente recibido por los otros componentes de la compañía, pero Diáguilev tenía un talento único para lograr la paz en los grupos y el entendimiento entre todos. Tenía un discurso persuasivo que lograba convencer, así como una visión moderna y futurista del arte que le hacía confiar en Fokine.

Las representaciones que organizaba la compañía Ballets Rusos no tardaron en tener un éxito rotundo, aunque no estaban exentas de escándalos y polémicas. Y es que rompían con todo lo que hasta entonces era lo correcto, fueron tachadas de una estética revolucionaria y antiacadémica.

A pesar de ello, Serguéi Diáguilev estaba convencido de que su estilo era lo que les hacía diferente y sería lo que les haría grandes. Además, el empresario tenía un don único para reconocer el talento. Fue él quien descubrió a un joven pero inquieto Igor Stravinski. La colaboración del compositor ruso con la compañía de Diáguilev desembocó en la creación de obras paradigmáticas de la música clásica de hoy, entre ellas, 'Petrushka' o 'La Consagración de la Primavera'. Precisamente significó el auge definitivo de los Ballets Rusos.

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Estreno de 'La consagración de la primavera'

Fue en París, en los Campos Elíseos, un 29 de abril de 1913. Bailarines, músicos, compositor y todo el equipo de vestuario preparaba la obra, 'La consagración de la primavera', era el estreno. Eran conscientes de que era algo diferente, algo único y atrevido. La representación fue perfecta, pero el público la tachó de irreverente, de un espanto y tuvo las peores críticas, un crítico escribió: «no tiene nada que ver con lo que nosotros conocemos como música».

El bailarín principal era Vaslav Nijinsky, quien tenía una relación amorosa con Serguéi Diáguilev, llevaba todo su cuerpo pintado de oro y joyas por su ropa. Las bailarinas dejaron de lado sus habituales tutús y salieron con unos pantalones de harén. La música tenía escalas disonantes, una combinación diferente de instrumentos y cambios de tempo. La escenografía era salvaje y exótica, tenía una acción desenfrenada, se hacía exaltación de la fecundidad y acababa con la unión del hombre y la naturaleza. Todo un atrevimiento para la época.

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Es justo esa escena la que hoy plasma el doodle de Google para honrar la figura de Seguéi Diáguilev. El empresario rodeado de su cuerpo de baile, con sus extraños vestidos, pero seguros y orgullosos de su trabajo. Aunque en la época no fuera muy bien aceptada al principio, después significó un modelo a seguir. La revolución de la danza.

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