C. GArcía
Lunes, 27 de febrero 2017, 19:45
Era domingo, en un metro de Toronto, Canadá, no había demasiada gente en el tren, pero eso no evitó que se montara un gran escádnalo. Un chico ocupaba varios asientos del convoy por llevar los pies cómodamente situados encima de uno de ellos. Una mujer entra y decide sentarse en la butaca donde el joven tenía sus pies. A partir de ese momento, comienza un duro enfrentamiento.
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El joven recrimina a la mujer haberse sentado en ese sitio, sobre él. La mujer le explica educadamente que le estaba intentado decir «que tus pies no deben estar en el asiento». El chico continúa una discusión en la que la mujer casi no participa a pesar de que él la insulte varias veces. Finalmente, el joven empuja a la mujer de la espada para que se levante del asiento.
La discusión continúa. La señora, de mediana edad, le dice al joven que hay que tener civismo y educación cuando se está en un lugar público. Él contesta: «¿Hay alguna regla aquí que diga que no puedo poner mis pies aquí?». Al joven no hay quien lo calme y antes de marcharse indignado con la mujer le confiesa que «estoy a punto de escupirte».
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