C. García
Miércoles, 30 de noviembre 2016, 00:39
El pasado lunes, el Súper, esa voz que todo lo ve pero a quien nadie conoce, llamó a los concursantes que quedan en Gran Hermano 17 para que fueran al confesionario. Generalmente, esa práctica se hace cuando la casa va a sufrir algún cambio o se va a montar algún escenario; esta vez, la razón era otra.
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Los concursantes permanecieron en el confesionario de Gran Hermano 17 alrededor de una hora pero las cámaras no enfocaron a su interior. Hay que apuntar que en el canal 24 horas de GH 17 nunca se muestran imágenes del confesionario. Cuando salieron, todo era un valle de lágrimas y todos sentían sus últimos comportamientos.
Bea, que hace poco tuvo una fuerte discusión con Meritxell, no paraba de disculparse con ella y con el resto de sus compañeros: «Muchas de las cosas que digo cuando me pongo así, no las pienso. Me joroba ser así. Me pierden las formas», decía la valenciana y repetía continuamente: «me siento fatal».
Meritxell tambien se disculpó con Bea: «Yo tampoco quiero estar mal contigo. Al final, nos quedaremos con lo bueno» le dijo, quitándole importancia a lo ocurrido días atrás. La fuerte discusión de ambas amigas en Gran Hermano también causó un debate entre el público, donde había un sector que se quejaba de que sacaran a Bea como «una macarra» y no hicieran lo mismo con Adara.
Finalmente, lo que ocurrió dentro del confesionario de Gran Hermano es toda un incógnita. Al menos ha servido para firmar una bonita reconciliación de dos amigas y calmar los humos en la casa. Todos los concursantes en general respiraban hoy mejor rollo.
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