San Fermín: Pamplona aplicará un ingenioso método para evitar los orines en la calle

Si hay algo que se hace en San Fermín, y mucho, es beber. Da igual lo que se beba, el caso es combatir el calor. Eso tiene una consecuencia muy clara en cualquier humano, y es la necesidad de orinar después de ingerir mucho líquido. Pues bien, hasta ahora, Pamplona tenía que lidiar con el problema de los orines en sus calles durante sus reconocidos Sanfermines; con un nuevo método, se espera acabar o, al menos, rebajar la cantidad de pis en la calle.

Pamplona invertía casi 10.000 euros cada año en limpiar el 'pis' y quitar su olor de las calles después de San Fermín. Este año, el dinero gastado será menor gracias a un repelente ingeniado por una empresa de Vitoria. El producto ya ha sido utilizado en otros lugares y el resultado ha sido satisfactorio. Pamplona prueba este año por primera vez con el 'CK-Splash Back'.

Con CK-Splash Back, se emplea una especia de castigo/venganza hacia el que intente orinar contra alguna pared. Lo que hace el producto es repeler el orín y salpicar a la persona que lo está echando. Así, el usuario que decida hacer 'pis' contra una pared de Pamplona durante este San Fermín 2016 acabará con pantalón y zapatillas remojadas en orín.

Trabajadores del cuerpo de limpieza del Ayuntamiento de Pamplona han sido los encargados de "sulfatar" las calles con el 'Splash Back'. Según ha explicado Beñat Ortiz de Zárate a El País, el producto es inocuo para las personas, simplemente hace impermeables a las paredes en contacto con un líquido: "es como echar aceite en la pared", asemeja el responsable de marketing de la empresa que elabora el repelente de 'pis'.

De Zárate explica también que el producto consigue batir dos problemas: «Por un lado, es disuasorio para las personas y por otro, al no impermeabilizar el orín en la pared, es más fácil dejar las calles a punto». Según informa el experto, los ayuntamientos que han utilizado el producto (ciudades como Vitoria, San Sebastián o Hernani) quedaron muy satisfechos con los resultados y reconoce que «San Fermín es una prueba de fuego».