En la ciudad de México hay dos conventos de monjas que son famosos más que por sus prácticas religiosas, por su destreza en preparar el chocolate.
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He aquí la receta: Se pone a hervir en un puchero una taza de agua por cada persona y se le añade una onza de chocolate por cada taza. Se revuelve hasta que esté bien fundido y se deja cocer gentilmente durante cinco minutos. Entonces se bate con el molinillo hasta que quede espumoso y se sirve.
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