500 gr de garbanzos, 1 cebolla tierna mediana, 1 diente de ajo, cominos molidos, harina de garbanzo, 1 cucharadita de levadura, sal, pimienta negra, aceite de oliva y dos cucharadas soperas de perejil.
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Vamos a usar los garbanzos en crudo, pero hidratados. Durante 24 horas en agua. Los secamos. Los pasamos al vaso de una trituradora junto con todos los demás ingredientes (excepto el aceite, que usaremos para freír, dos cucharadas de harina y la mitad del perejil). La cebolla y el ajo los pondremos troceados. Trituramos hasta tener una masa homogénea y dejamos reposar en la nevera media hora. Hacemos unas albóndigas, las pasamos por la harina sobrante y las sacudiremos bien para que suelten el exceso y las freímos a fuego medio moviéndolas para que se doren por todos los lados. Las vamos pasando a un plato con papel de cocina y, antes de servir, las espolvoreamos con el resto del perejil picado. Proteína vegetal sabrosa, sana y barata. Y si no queremos aguantar 24 horas a que se hidraten los garbanzos, podemos hacerlos con los cocidos de bote, con la condición de que los lavemos bien bajo el chorro del grifo y los sequemos bien antes de triturarlos.
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