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Unas zanahorias. Fran Jiménez
Garum | El producto

La zanahoria, una raíz con mucha historia

La hortaliza, que no siempre fue naranja, es de las más versátiles en la cocina

Jueves, 22 de junio 2023, 00:48

Si usted acude un día de estos al mercadillo y pide en un puesto medio kilo de 'Daucus carota sativus', corre el peligro de que le lancen un pepino a la cabeza. Así que habrá que pedir zanahorias, que es la hortaliza que se esconde tras ese nombre científico. Una de las verduras más cultivadas del mundo. En realidad, la parte que nos comemos es la raíz de la planta, aunque no siempre tuvo ese bonito color naranja.

Sí señoras y señores, porque las zanahorias –como los más viejos del lugar conocerán– eran moradas por fuera y amarillas por dentro. Todavía, en algunos mercadillos, se pueden encontrar. Y entonces, ¿de dónde viene ese bonito color naranja? Pues de que los agricultores de los Países Bajos eran, en el siglo XVI unos pelotas. Y un buen día decidieron homenajear a su monarca, Guillermo de Orange (naranja) y, de las nuevas variedades que surgieron decidieron mantener solo la de este color, que pronto hizo fortuna en el mercado.

Beneficios y consejos

  • 1. Caroteno. Su contenido en caroteno -una sustancia precursora de la vitamina A-, es esencial para el desarrollo de los huesos, el mantenimiento de los tejidos, así como para la prevención del cáncer.

  • 2. Fibra y colesterol. Contiene una cantidad apreciable de hidratos de carbono y de fibra; tiene un aporte calórico muy bajo y carece de colesterol.

En fin, las zanahorias nos acompañan desde hace unos 3.000 años, cuando ya se consumían en la zona que hoy ocupa el actual Afganistán. Está documentado que, en el siglo I, griegos y romanos la usaban con fines medicinales y como potente afrodisíaco. Algo que en este caso –no así en muchos otros– tiene cierto fundamento. La presencia del betacaroteno ayuda a mantener la erección. Pero, en principio, no recomiendo a los usuarios de la pastillita azul que la sustituyan por la zanahoria, so pena de gatillazo.

El caso es que esta divertida hortaliza llega a la Península gracias –cómo no– a los árabes, desde aquí se distribuyó al resto de Europa y, tras el encuentro con América, los colonos españoles la llevaron al nuevo continente. En la Región de Murcia se producen anualmente cerca de 900 toneladas anuales.

Mil y una maneras de comer

Y, de comer, ¿qué? Pues que es una de las hortalizas más versátiles en la cocina. Cabe cruda en las ensaladas, pelada y cortada en largas tiras con el propio pelador; como crudités con distintos 'dips'; encurtida, cortada en pequeñas tiras y sumergida en un 50/50 de agua y vinagre, con sal y las hierbas aromáticas que queramos... También podemos utilizarlas en deliciosas cremas. En este caso aconsejo brasearlas en aceite en una olla con otras verduras (puerro, nabo o apio), con lo que lograremos una mayor profundidad de sabor. Incluidas en sofritos de tomate, equilibran la acidez de este con sus notas dulces, sin necesidad de añadir azúcar; por supuesto son buenas acompañantes de carnes y pescados y elemento indispensable en panachés y menestras.

Podemos elaborar dulces gazpachos usándolas previamente cocidas y, desde luego, su presencia en platos de legumbres y en guisos de carne de larga duración es siempre bien recibida -¡¿qué son unas lentejitas estofadas sin su zanahoria?!-. Tienen cabida, por supuesto, en el mundo de la repostería, aportando su delicado tono dulce a postres -la tarta de zanahoria es un postre magnífico-, como el tradicional beso de la novia, propio del Campo de Cartagena.

Un 'fármaco'

Pero hay otra aportación relevante de la zanahoria. La cultura popular recoge remedios con esta hortaliza para la anemia, el estreñimiento o la arterioesclerosis; contra llagas, úlceras, quemaduras eczemas y otras peplas; es tónica, diurética y cicatrizante gástrica. Toda una farmacia a su disposición en el puesto de su frutero de confianza.

Y por cierto, eso de que mejora la vista es un mito difundido por Inglaterra durante la II Guerra Mundial. Durante la batalla de Inglaterra, la RAF desarrolló un radar muy avanzado con el que abatían con gran eficacia a los alemanes. Para evitar que estos sospecharan de la razón del súbito aumento de la puntería de los pilotos británicos en la oscuridad de la noche, estos difundieron a gran escala la especie de que era consecuencia del consumo de zanahorias por parte de la población... que, al igual que los alemanes, acabó creyéndose el cuento. Y hasta hoy.

  1. Imagen principal - Crema de zanahoria al vino de Jerez
    Una receta

    Crema de zanahoria al vino de Jerez

Ingredientes: 6 zanahorias grandes. 2 patatas medianas. 1 cebolla dulce. 1 cucharada de salsa de tomate. 1 copita de vino de jerez seco. Aceite de oliva. Sal. Pimienta. Agua o caldo de verduras. Perejil.

Ponemos una cazuela al fuego con un chorrito de aceite y sofreímos a fuego medio-alto las patatas peladas y cortadas, una cebolla y media docena de zanahorias peladas y troceadas, todo ello groseramente. Se trata de que se pegue un poco el fondo de la cazuela. Salpimentamos, añadimos una cucharada de salsa de tomate, rehogamos y añadimos el vino fino. Dejamos reducir el líquido y entonces cubrimos con agua o caldo de verduras.

A los 20 minutos, sacamos, trituramos con la túrmix y pasamos por un chino, logrando una textura de crema un poco espesa. Finalmente, la montamos batiéndola mientras añadimos un hilo de aceite de oliva. La serviremos en platos o cuencos -indistintamente fría o caliente- y terminada con un picado muy fino de perejil y una ramita en el centro.

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