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Aires de Arriba
Un vino sin prisas
Garum | Palabra de sumiller

Un vino sin prisas

Aires de Arriba no necesita de grandes campañas ni de promesas imposibles; un 100% monastrell honesto y directo que invita a perderte en lo cotidiano

Fran Hidalgo

Periodista y sumiller

Jueves, 19 de septiembre 2024, 01:23

Aires de Arriba no es un vino, es una pausa. Lo abres y el mundo parece frenar, como si te dijera: «Tranquilo, ahora es cuando empieza lo bueno». Lo descorchas y ya desde ahí empieza a coquetearte, como el tipo que se sabe guapo y le da igual lo que pienses. Un trago. No hace falta más. Un golpe suave de fruta madura, un susurro de madera, la calma. Porque este vino no tiene prisa. Es honesto, directo, pero también elegante, como un viejo amigo que vuelve y, en lugar de hablar del pasado, se sienta contigo a disfrutar el presente.

100% monastrell, de viñas muy viejas ubicadas en la zona alta de Campo Arriba, Altiplano murciano (con tirilla DOP Jumilla). Pasa 12 meses por barricas de 500 litros de roble francés. Elaborado por Ángela Castaño, Aires de Arriba es ese tipo de vino que no necesita presentación, porque en cuanto lo descorchas, algo cambia en el aire, como si la tierra misma te estuviera hablando. No es un vino que grita, es un vino que respira, que te invita a sentarte, a mirar el paisaje y perderte un poco en el silencio de lo cotidiano.

En este proyecto personal que emprende Ángela (aunque mantenga la dirección del viñedo y de viticultura en la bodega familiar), sus vinos tienen esa magia, la de no seguir las reglas de nadie, sólo las de la naturaleza, y Aires de Arriba es la prueba de que lo simple y lo auténtico siempre tienen algo más que decir. Es un vino para beber despacio, para saborearlo con la misma calma con la que ha sido creado.

Aires de Arriba Monastrell (Parcela La Mallorquina)

  • Elaboradora: Ángela Castaño.

  • Variedad. Monastrell.

  • Zona: DOP Jumilla

  • Precio: 16,50 euros.

En Mdecomunicación siempre hablamos de transmitir sensaciones, y este vino lo hace de maravilla. No necesita de grandes campañas ni de promesas imposibles. Lo que ves es lo que hay, y lo que hay es hasta más de lo que esperabas. Una producción de 6.147 botellas que a buen seguro se le irán en seguida de las manos, porque sí, porque es un vino que no se bebe, se vive.

Para ser sinceros, no recuerdo con qué acompañé este vino cuando lo bebí a principios de verano, pero no pasa nada. Ángela Castaño ha hecho un vino que no necesita que le pongas al lado una tabla de quesos de nombres impronunciables. Esto lo abres y lo disfrutas. Sin más. Es de esos vinos que maridan perfectamente con lo que te dé la gana, porque al final el maridaje es un arte tan misterioso como la receta secreta de la Coca-Cola.

  1. Matassa Blanc

Matassa Blanc

  • Variedad: Garnacha gris y macabeo.

  • Bodega: Domaine Matassa.

  • Zona: Languedoc-Rossellón (Francia).

  • Precio: 35 euros.

Mi propia barrera de los 30 euros como máximo por vino salta por los aires con esta recomendación. No es para menos. Matassa Blanc es un vino blanco natural de la zona del Languedoc-Rossellón, elaborado con un coupage de garnacha gris y macabeo que elabora Domaine Matassa. La bodega, ubicada al sur de Francia, cuenta con pequeñas parcelas de viñedos muy viejos (de hasta 115 años). Los viñedos de los que nace este Matassa Blanc se trabajan en ecológico y biodinámico. Un vino que cuenta con una crianza sobre lías de unos 18 meses en foudres de 2.000litros y en barricas de roble de 500 litros. Fetén.

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