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Carlos Nicolás
Restaurante Churra
Jueves, 10 de abril 2025, 01:26
En una época en la que la palabra 'mérito' se soba como piedra pómez en Twitter y se adorna de medallas de cartón en cualquier foro, uno tiende a pensar que el heroísmo ha sido transferido a las pantallas de los móviles, donde salvar el mundo es cosa de deslizar con el pulgar. Pero hay otro tipo de heroísmo, callado y sin filtro de Instagram, que se cuela por las rendijas del día a día. El que practican, sin saberlo, las abuelas.
Las abuelas quieren con la naturalidad con la que florece una margarita en primavera. No hay en ellas estrategia, ni cálculo, ni pedagogía de autoayuda. Su escuela es la del hervor y la del rezo, la del suspiro que lo dice y la mirada que lo comprende. Si te equivocas, no te juzga: te da de comer. Si triunfas, tampoco alardea: te da de comer. Si la cagas con tu novia, no te dice lo tonto que eres: te hace croquetas. Porque todo en su mundo se arregla con algo caliente, algo suave o una manta. Y en este panteón doméstico y discreto, donde cada arruga es un pliegue del tiempo, aparece ella: Lalou Bize-Leroy, abuela entre abuelas, aunque quizá no haya querido el título. Hay que imaginarla no como la tierna figura del sofá, sino como una comandante de Borgoña, emperatriz de la vid, druida de terroirs. Lalou no cocina bizcochos, cultiva el silencio de la tierra. En lugar de rezar rosarios, lee las viñas. Habla poco, pero cuando lo hace, Borgoña escucha.
Nacida en 1932, con nombre de cuento francés, Lalou es un prodigio de permanencia. Mientras el mundo se hace selfies, ella se hace con las raíces. En una época en la que lo natural se etiqueta como si fuera novedad, Lalou ya predicaba la biodinámica cuando eso sonaba más a brujería que a marketing. En los 70, con una testarudez que sólo las abuelas o las visionarias poseen, decidió que el vino no se fabrica, se acompaña. Y como las abuelas, no impone: persuade. Sus vinos, como sus silencios, duran más de lo previsto.
Bodega: Domaine Leroy.
Variedad: Pinot noir.
Zona: Borgoña (Francia).
Precio: 150 euros.
Rodéese uno de analistas, influencers o sumilleres con medallas, y aun así no encontrará la palabra justa para describir este Bourgogne 04 de Leroy. Porque no es sólo vino: es un relato. Una historia que no se escribió, se decantó. En su año más difícil, el año que su marido Marcel Bize falleció, Lalou decidió desclasificar todas sus grandes parcelas y hacer solo genéricos, no sabemos si como refugio para quitar presión a los vinos en un año complicado para ella, o simplemente para poner un asterisco en la historia de una gran bodega, y homenajear como solo ella sabe al que había sido el hombre de su vida.
El resultado fue único, como era de espera. Esta es, de lejos, la nariz más compleja que he experimentado con un borgoña genérico. Es largo, tenso y con una fruta sorprendente para llevar 20 años embotellado. Pero qué podemos esperar, las abuelas son así. No construyen imperios, los sostienen. No escriben libros, los inspiran. No se dan importancia, pero sin ellas, el mundo sería un poco más frío y muchísimo más insípido. En un universo de lo instantáneo, ellas son el hervor lento. En un presente ansioso, son la pausa. Y si alguna de ellas, como Lalou, decide cuidar de las cepas en lugar de un nieto cojo, uno sólo puede asentir con respeto.
Bodega: Lambert Spielman.
Variedad: Pinot gris, blanc y noir.
Zona: Alsacia.
Precio: 15 euros.
Después de pasar gran parte de su vida tocando en bandas y cuidando a otros en el sector social, Lambert Spielman se enamoró del vino en el Loira antes de regresar a la región que considera su hogar. Ahora, afincado en Alsacia, controla 2 hectáreas cerca de Epfig. Lambert prefiere parcelas perdidas rodeadas de naturaleza, y las suyas se encuentran entre las más vibrantes que hay en la región. Las cuida a mano, siguiendo el calendario y los principios biodinámicos, pero aplicándolos como mejor le parece. Elabora sus vinos en una bodega improvisada bajo su casa, y desde este humilde entorno, le da un toque único. El prensado se realiza con una antigua prensa vertical y las uvas se maceran suavemente para crear infusiones, el movimiento se realiza por gravedad y los vinos se embotellan sin filtrar ni añadir nada. El vino mzcla todas las uvas de la parcela, lo que le hace compacto y estilizado.
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