Albariño con señorío

El Palacio de Fefiñanes está vinculado con el vino desde el siglo XVII. Y es en los primeros años del siglo XX cuando se concibe la bodega como proyecto empresarial. En 1928, se crean y registran la marca y la etiqueta: Albariño de Fefiñanes, un verdadero pionero. La singular uva albariño del Valle del Salnés ha sido siempre la protagonista de los vinos. Una variedad a la que se ha mimado, preservando su carácter, su extraordinaria expresividad y su singularidad.

La bodega está ubicada en un palacio renancentista construido entre los siglos XVI y XVII, declarado bien de interés cultural (BIC) en la categoría de Monumento. Además, fue residencia de los señores de Fefiñanes y estuvo ligado a algunas de las familias más relevantes de la nobleza gallega de la época.

Su nombre y etiquetado responden al señorío gallego de Lanzós, ligado a los Condes de Maceda; de ahí el uso de su escudo de armas en el etiquetado.

Un vino debe hablar con nitidez de su paisaje, evocar la tierra que lo origina. De esta manera es fiel a su origen personal y diferenciador. Así es este vino, 100% Albariño cuya primera añada fue la de 2013, que no se elabora necesariamente en todas las añadas y que tiene la peculiaridad de que solamente se embotella en formato magnum (que es el formato para dos si uno no bebe). Vino que ha sido fermentado en depósitos de acero inoxidable y con crianza sobre lías de seis meses y se deja envejecer en dos barricas de 500 litros de roble francés, con varios años de uso, siendo una forma similar de crianza oxidativa y embotellado una vez que Juan Gil de Araujo y su equipo consideran que está en su momento óptimo para el consumo.

Su personalidad son aromas de fruta madura de hueso, tropical y flores blancas. De acidez muy fresca, tiene fuerza y consistencia, con gran equilibrio en su paso por boca y corpulento, lo que hace que sea un vino para acompañar a asados grasos, pescados azules o quesos cremosos. Recomendaría el plato de gallopedro, navajas y caviar del restaurante Magoga, galardonado con 1 estrella Michelin, en la ciudad de Cartagena; o la chuleta de chato murciano del restaurante El Churra, de Murcia. Para tomar a una temperatura de unos 10-12º C, que abriría varias horas antes de su consumo, y serviría en una copa tipo borgoña. Un vino que seguirá su evolución en los próximos 15 a 20 años más en botella. Larga vida a Armas de Lanzós.

Un vino que representa el clon más antiguo de la variedad tempranillo en España, localizado en la única denominación española que resistió completamente la plaga de filoxera.

Toro fue la región más renombrada en algunas obras literarias del siglo XII. Vino amplio, fresco y afrutado con un paso por boca suave y taninos bien integrados. Vino de trago largo y elegante con un gran potencial de guarda. Un vino que lo tomaría con arroz meloso de Calasparra, costillejas y verduras del restaurante de Murcia Almo de Juan Guillamón con una estrella Michelin, además de platos de asados como el cochinillo y el cabritillo del restaurante El Sordo de Ricote, a una temperatura de 12º C en una copa tipo burdeos.

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