Nicolás Pierotti, en uno de los establecimientos que tiene en el municipio de Murcia. Ros Caval / AGM

Una Pierotti en cada barrio: la historia de la pizzería que coloniza Murcia

El grupo murciano acumula casi 30 establecimientos en poco más de una década y la tendencia es «expandirse a nivel nacional»

Martes, 30 de enero 2024, 11:44

Tras el atracón de las hamburguesas, se retoma con fuerza en Murcia la moda de las pizzerías. No es ningún invento. El origen del 'pizzaiuolo' (pizzero) napolitano se remonta al siglo XVIII, aunque pocos reproducen con destreza las habilidades de estos artesanos. En Murcia, al menos, hay de todo tipo. Mano a mano, con diez años recién cumplidos, ha importado como nadie el sabor del sur de Italia. Hay otras de calidad, como Tierra Mia. Y cadenas como Infraganti y Grosso Napolitano. Pero solo hay una que puedes encontrar en cada barrio: la Pierotti. El grupo acumula ya 30 locales que se expanden por Murcia, Molina, Las Torres y hasta Andalucía.

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El imperio nace en el barrio murciano de Santiago el Mayor. Pero el germen sale de Miami y Boston. Allí empezó a aprender el oficio Nicolás Pierotti, un argentino con apellido de inconfundible origen italiano, que emigró de Buenos Aires natal para trabajar en los establecimientos de su familia en Estados Unidos. «Un amigo que trabajaba con nosotros se fue a Huelva y me fui con él. Me gustó España y me quedé», cuenta el dueño.

La siguiente estación, la definitiva, le llevó al sur de la ciudad de Murcia. En un pequeño local de Santiago el Mayor, en torno a 2010, la primera pizzería Pierotti de la ciudad sentó las bases y la imagen de su proyecto. Fotos de Maradona, detalles clásicos, cuadros con personajes de la cultura popular o discos de vinilo colgados en las paredes. «Intento poner algo diferente. Muebles típicos, como de cafetería, todo reluciente. Así empezó la pizzería, con cositas antiguas, y luego intenté mantener la línea para todas».

El negocio funcionaba a partir de una receta: precios populares para todos los públicos y familias. «Hay gente que piensa: 'Por 20 euros puedo sacar a la familia'. 15 euros por dos pizzas, una botella de agua y comen cuatro personas. Y por lo menos han disfrutado. Queremos que tengan la misma posibilidad que cualquier persona más pudiente de poder salir a comer». La fórmula funcionaba e invitaba a la expansión, pero el fulgurante crecimiento sorprende a muchos murcianos cuando una nueva Pierotti aflora en otro bajo comercial. ¿Cómo se ha multiplicado en una década de un establecimiento a casi 30?

El 'boom' de la pandemia

«Empezamos a abrir uno por año prácticamente. Ahorrábamos ese tiempo, porque no nos financiamos con nadie, y con eso se abrió en la segunda pizzería. Y otra vez ahí, con palitos y cañitas, montamos el de Juan Carlos I, luego abrimos en Atalayas, en Ronda Sur…», recuerda Nicolás Pierotti. La pandemia irrumpió en pleno desarrollo, pero la empresa transformó el frenazo en un trampolín. «Para darle trabajo a los chicos que se quedaban parados, porque los ERTE nunca les llegaban, empezamos a montar locales pequeñitos con el 'take away' y por lo menos sacamos a los cocineros de estar parados», explica el dueño.

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La marca está franquiciada y patentada, y Pierotti ejerce de cantera, ofreciendo cursos a los principiantes: «Para ser profesional tienes que currártelo y aprender desde cero. Cualquier chico que sale de aquí lo cogerían con los ojos cerrados en cualquier pizzería del mundo», presume el maestro, que subraya el tiempo y el esfuerzo necesario para dominar trabajo manual y bajo presión. «Quizás no somos tan rápidos como otros locales, pero tenemos nuestra elaboración. No son congeladas, es todo manual», detalla sobre sus pizzas «de estilo americano».

Cuando los pupilos están preparados, Nicolás Pierotti les ofrece dar el salto a gestionar su propio local: «Permito a otros chicos que puedan aspirar a ser empresarios. A veces van a un banco y no les dan un préstamo. Aquí se forman y el día de mañana pueden tener su pizzería». Y siempre con la misma seña de identidad. «Intentamos mantener los precios, pero también la calidad. Manejamos mozzarella 100% y masa bastante elaborada», explica el dueño desde el centro de operaciones de la empresa en el polígono de San Ginés, una nave que almacena un obrador y la fábrica de masas. Desde ahí trabaja un amplio equipo que controla la compra, venta, distribución, recursos humanos o inspecciones de trabajo y sanidad. Ellos marcan todo el modelo, carta y precios incluidos.

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Próximo objetivo, la costa

Nicolás Pierotti es consciente de que, después de tantos años y establecimientos, puede haber clientes insatisfechos, pero se queda con los que valoran su servicio y rechaza que abrir más locales pueda penalizar la calidad: «El que lo hace mal nos enseña a nosotros a poder mejorar. Y el que lo hace bien, nos hace tirar para adelante».

Con esta idea, el grupo sigue «una tendencia a expandirse a nivel nacional», confirma David Carreño, miembro del núcleo directivo. «Antes de abrir una pizzería hay que analizar muchos datos. No es al azar, hay un estudio de mercado profundo. Y luego hay una auditoría personalizada semanal y mensual», incide. Los barrios murcianos de San Antón y Santiago y Zaraíche son, por ahora, los últimos rincones de Murcia que han incorporado una Pierotti. La próxima diana está puesta en las zona de playa. «Ahora hay una ampliación para la costa de Alicante», señala Carreño. Parar no es una opción para Nicolás Pierotti: «No nos ponemos un límite».

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