No hace mucho les hablé del café y de sus historias, pero en esta tierra nuestra somos verdaderos fans, porque siete de cada diez murcianos afirman tomarlo con asiduidad. De ahí las diversas formas de combinarlo, además del tradicional solo, para los muy cafeteros. De ... todos, el asiático se ha hecho un sitio importante en las barras de los bares y en las mesas de los restaurantes. Ustedes tal vez se preguntarán de dónde le viene el nombre, porque eso de asiático en pleno Campo de Cartagena...
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Al principio se le llamó café ruso, pero la verdad es que en aquellos años de la postguerra, que fue cuando empezó a sonar el nombre, no caía muy bien. Y como los marineros procedentes de Asia, de escala en Cartagena, se acercaban hasta El Albujón y pedían café con leche condensada y coñac, que según cuentan se echaban al cuerpo en las largas horas de pesca, pues empezaron a llamarlo asiático.
Fue en 1947 cuando Pedro Conesa decidió aumentar con varias cosillas el simple café con leche. De ahí nació ese espléndido brebaje, emblemático en toda la zona, pero, sobre todo, en la diputación de El Albujón. Fíjense si será importante que lo han declarado Bien de Interés Turístico, ¡casi nada! Pero, hablando de Pedro, más conocido como Pedrín, sepan que nació en El Albujón a primeros del siglo pasado y desde muy joven trabajó como camarero en Cartagena. Cuando terminó la Guerra Civil, volvió a su tierra. Fue entonces cuando abrió el Bar Pedrín, que ha atravesado fronteras. Y allí nació el asiático como tal, aunque su sucesor, José Rosique, lo elevó a categorías extraordinarias. Esto ocurría ya en los sesenta del pasado siglo, cuando Pedro se jubiló y se trasladó a Murcia con su mujer y su hija, dejando las riendas del negocio en las manos de uno de sus empleados, el mentado José Rosique, que nació en El Jimenado (Torre Pacheco), pero con doce años se trasladó a El Albujón. En la tarea del bar le ayudaba María, su mujer, y ahora es Mariano Pedreño Rosique quien, desde 2011, se encarga de dar ilusiones viajeras a las gentes con su asiático.
Dicen que lleva café, leche condensada, coñac, Licor 43, canela, unos granos de café y corteza de limón, pero una siempre ha sospechado, que hay... algo más. Algo que José y María han guardado celosamente y que lo hace tan especial.
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Es fácil de preparar: dos deditos de leche condensada, su poquito de coñac y un chorrito de Licor 43; se añade café ni muy corto ni muy largo y se espolvorea con canela, unos granos de café y corteza de limón, que antes se quemaban con el coñac, pero casi nadie lo hace así.
Hace tiempo, el asiático se servía en una copa de cristal para vermut, que salía de la desaparecida Unión Vidriera, en la cartagenera Santa Lucia, y que ahora hace la empresa de José Díaz. Un café tan especial bien se merece vaso propio.
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