Es de admirar la capacidad humana para buscar métodos de determinación que nos permitan descubrir procesos, usos y costumbres de nuestros antepasados o indicadores de aquellos en la actualidad. Conforme se amplía la panoplia de conocimientos que se adquieren, se va teniendo acceso a detalles ... que permiten reconstruir el pasado. Pudiera parecer que pretender conocer la alimentación en Mesopotamia hace 5.000 años puede ser una empresa inalcanzable. Pero, lejos de ser así, se documenta a partir de fuentes directas impresas en las tablillas de arcilla y en excavaciones arqueológicas que el aceite está documentado en 2.300 a.C.

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Las especias eran muy usadas en Mesopotamia, llegando a combinar hasta diez en un solo plato, como nos muestran las recetas recogidas. La población mesopotámica tenía a su alcance una amplia gama de plantas comestibles y, a pesar del aparente bajo consumo de verduras y legumbres, el elemento vegetal formaba parte esencial de la dieta a través de los cereales. La cuestión es que si queremos saber qué porcentaje representaría en la dieta el alimento de origen vegetal, en relación al de origen animal, habría que recurrir a otros métodos, como sería, por ejemplo, el análisis de los niveles de estroncio en los huesos de los seres humanos, niveles que son proporcionales a los vegetales consumidos en vida

El análisis de los niveles de estroncio en los huesos humanos es una técnica utilizada en arqueología y antropología para obtener información sobre la dieta y los patrones de movilidad de las poblaciones antiguas. El estroncio es un elemento químico que se encuentra naturalmente en el ambiente, y su presencia en los huesos humanos está relacionada con la ingesta de alimentos, en particular de origen vegetal. Las rocas, el suelo, el polvo, el carbón, el petróleo, el agua superficial y subterránea, el aire, las plantas y los animales contienen diversas cantidades de estroncio. Las cantidades típicas de estroncio que se encuentran en la mayoría de los materiales, son del orden de partes por millón (ppm). Sales de estroncio aportan un color como el nitrato de estroncio, el carbonato de estroncio o el sulfato de estroncio. Se puede encontrar en pequeñas cantidades en granos, leche, carne, vegetales de raíz, lechuga, cebolla, repollo, espinacas, especias y legumbres como los guisantes.

Los niveles de estroncio en los huesos reflejan la cantidad de vegetales consumidos en la vida, ya que las plantas absorben estroncio del suelo mientras crecen. El estroncio se incorpora en el esqueleto humano, en lugar de calcio, al ingerir alimentos que lo contienen. Cada área geográfica tiene diferentes niveles de estroncio en el suelo, lo que se refleja en las plantas que crecen en esa área. Esto permite la geolocalización de los individuos basada en sus niveles de estroncio óseo. Se puede identificar la movilidad de las poblaciones y obtener información sobre la proporción de vegetales en la dieta. La espectrometría de masas con plasma acoplado inductivamente permite detectar los isótopos del estroncio que, comparados con los niveles de estroncio locales, permite identificar la movilidad y la dieta.

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