El peculiar encargo a un conductor que viajaba de San Sebastián a Valencia: «Hay que creer en el amor»

Dicen que los pequeños detalles son los que marcan la diferencia. Y si a esto se suma la solidaridad de la época navideña, se consiguen gestos tan conmovedores como el que llevó a cabo un joven conocido en Twitter como Manex. La historia se remonta a este fin de semana, cuando el usuario recibió un mensaje relacionado con un viaje que había publicado en Blablacar. Para su asombro, no provenía de alguien que estuviera interesado en emprender la ruta con él, sino de una persona que requería su ayuda en un día tan especial como el de Reyes.

«Me hace falta un favor gigante», rogaba Rubén al inicio del texto que mandó al conductor. Este valenciano quería sorprender a su mujer con un regalo que nunca olvidaría: el sabor de su tierra natal. Pero para ello, necesitaba que Manex le tendiera la mano y colaborase con él: «He visto por la aplicación que vienes desde San Sebastián hasta aquí. Mi pareja es de allí y me ha repetido varias veces que va a echar mucho de menos esta semana el roscón de Eceiza, en Tolosa».

Un total de 553 kilómetros separan esta pastelería vasca de la localidad mediterránea. Una distancia que aleja a la familia de Rubén de una receta tan única como irremplazable. «Me preguntaba si podrías variar la ruta unos kilómetros, comprarlo por mí y traerlo en el viaje hasta aquí, donde te lo recogería en el punto que me digas a la hora que me digas, te pagaría la gasolina del desvío si es necesario», suplicó el valenciano, que insistió en que sería un obsequio que le haría «muchísima ilusión» a su pareja.

La petición caló por completo en Manex, que no dudó en sumarse a la causa y convertirse en repartidor por un día. «¡Aupa Rubén! Perfecto. Es Navidad, hay que creer en el amor», respondió ilusionado. Así, emprendió la ruta con una parada en Eceiza, un obrador con 100 años a sus espaldas, donde adquirió un roscón mixto de 300 gramos. Tras colocar la ansiada caja en el asiento del copiloto, arrancó el coche con destino a Valencia.

A estas alturas de la película, todo apuntaba a un final feliz. Sin embargo, el guion se torció al pisar la capital del Turia. Las más de cinco horas de travesía por la Península Ibérica hicieron mella en el dulce: había perdido su forma toroide y se encontraba aplastado en uno de los laterales de la caja.

Un pequeño imprevisto que, seguramente, no empañó la sorpresa y permitió que la familia de Rubén pudiera poner el toque dulce al 6 de enero con un bocado procedente de Tolosa. La historia, titulada como 'Meltxor, Gaspar, Baltasar, Blablacar', se viralizó en Twitter, donde aplaudieron la iniciativa y elogiaron a los dos protagonistas.

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