Perro limón, un lujo de barrio

Cuando María y Miguel Ángel decidieron abrir su propio local tras una trayectoria en distintos restaurantes como La Cabaña, decidieron hacerlo a lo grande. El barrio de San Andrés, la ubicación; y Perro Limón, el nombre del nuevo negocio, hacía torcer el gesto a casi todo el que recibía la información. ¿San Andrés? ¿En serio? ¿Perro? ¿De verdad? Lo cierto es que esta pareja de cocineros -también lo son sentimentalmente- poseen tal conocimiento y creatividad que debieron pensar que los clientes solo tenían que ir una vez, porque de cocina van muy sobrados. Tanto, que tras el éxito de Perro Limón han decidido venirse más al centro y abrir Lariz -Plaza San Juan, Murcia-, un restaurante del que ya hablamos en su día en estas páginas y en el que los empresarios suben un escalón más en las elaboraciones, sala, espacio y demás historias.

Perro Limón divide su carta en 'Bocados del mundo' y en 'Algo más serio', fieles a su carácter viajero y de buena cocina rápida, donde encontramos platos como croqueta de jamón, foccacia de anchoa, ensaladilla de bacalao o dumpling de pollo, entre otros. En los platos de pescados y carnes tenemos corvina en tempura con lima kafir, arroz verde de bacalao, lubina al estilo indio o curry verde de edamame con calamar a la brasa; chili crab; y, en las carnes, steak tartar de solomillo; pollo satay en papillote con hoja de plátano con ensalada de papaya y mango; fideos instantáneos acompañado de bogavante y torreznos; y codillo glaseado con salsa kabayaki. Una carta corta pero lo suficientemente extensa como para cubrir un amplio espectro de ingredientes principales y sabores y, además, la carta va cambiando con cierta frecuencia y, siempre hay algunos platos fuera de carta, según los productos y la inspiración de los cocineros.

Muy recomendables encuentro el cristal de lomo alto de vaca con salsa de trufa blanca y mantequilla especiada; la croqueta de jamón, que en este caso es un panipuri relleno -una masa súper crujiente y redonda-; una estupenda versión del calamar en su tinta, y el brioche de boloñesa que, sin duda podría llamarse 'una bomba de sabor profundo que explota en tu boca poniéndolo todo perdido de comida'. Ciertamente, la boloñesa es para comer con las manos a lo bestia.

Más delicada encuentro la tarta tatín de cebolla francesa con hojaldre y untuoso de queso, y la lubina de curry rojo y bechamel de lima kaffir. Excelente el chilli crab, donde la salsa pasa por encima del marisco en cuanto a protagonismo se refiere. Deliciosos rollitos asiáticos que salen de cocina como guarnición para coger con los dedos y embaularlos en dos bocados largos.

Pero es que además del sabor, de la suculencia, cada uno de los platos de la carta te hacen viajar de una punta a otra de la geografía sin caer en los espacios comunes de salsas comerciales. Un amplísimo abanico de matices con todo el sentido del mundo de quien tiene el conocimiento, la técnica y, sobre todo el paladar, para poner frente a los comensales toda una procesión de platos únicos, distintos y divertidos.

Los postres, a mi parecer, han bajado un poco, habiendo sido la partida más importante del restaurante. En esta ocasión, aunque ricos, los encuentro un poco más flojos que en otras ocasiones, aunque, aún así, merecen la pena.

En definitiva, Perro Limón es un lujo de gastrobar, con una oferta excelente de cocina, con un servicio a buen ritmo en un espacio informal y pequeño. Un lujo gastronómico para el barrio de San Andrés y para Murcia entera.

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