Excelencia en la mesa

La carta de vinos está muy bien compensada. Quizá, en los Riberas hay un exceso de marcas populares –seguro que debido a la demanda de sus clientes–, pero en general es una muy buena carta de vinos.

La carta dispone de jamón, lomo, hueva, foie, caviar y queso curado como entrantes fríos; pulpo, croquetas, vieiras, menestra de verduras con jamón, almejas, chipirones y huevos revueltos como entrantes calientes; media docena de ensaladas, entrecot, solomillo, chuleta de vaca madurada, rabo de vaca al vino tinto o chuletillas de cabrito fritas con ajos tiernos. Pero hay tres platos en el Morales que para mí son muy complicados de esquivar: las cocochas al pil pil, el cogote de merluza y el 'hit' del restaurante que es la paletilla de cabrito al horno. Tanto me gustan estos tres platos que el resto de la carta debe de estar riquísima, pero no encuentro el momento de probar la cara be de la carta. Haciendo un esfuerzo sobrehumano, pido el lenguado a la menier en vez de la merluza, aunque la paletilla se mantenga en la comanda.

Antes del pescado pruebo unas estupendas espardeñas a la plancha, un magnífico buñuelo de bacalao –en realidad es un soldadito de pavía– jugoso y tierno por dentro y sabroso y crujiente por fuera, y un calamar fresco de potera servido sucio y cortado en rodajas con su tinta, un poco de aceite, limón y sal para formar una de las mejores salsas que el ser humano puede elaborar. Todo un alarde del buen producto que gasta la casa en la cocina.

El lenguado llega limpio y me hace torcer el gesto. A mí lo que me gusta es repelar huesos y espinas, buscar la gelatina entre los cartílagos, comer la piel crujiente del bicho y empapar bien las mollas en la salsa a base de mantequilla y limón. Pero bueno, me conformo porque el pescado está en su punto perfecto y el lomo es de un buen calibre y la combinación con la salsa da un resultado muy elegante y delicado.

La paletilla de cabrito viene con unos ajos fileteados y unos piñones. Nada más. La jugosidad de la carne, la ternura y el sabor limpio y profundo la convierten en una de las mejores de la Región sin lugar a dudas. Toda la fama de este plato es merecida y, sin duda alguna, el plato estrella del local por méritos propios.

De postre pruebo la tarta de turrón que hacen con la receta de Guerma, ya extinguida hace años, y que ya es otro clásico del local. También le doy dos cucharadas a un delicioso tocino de cielo que se disuelve en la boca. De diez.

En definitiva, el Morales es uno de los restaurantes top de la Región de Murcia y un valor absoluto de la gastronomía murciana.