El Chirrete, efectividad poligonera

El Chirrete es uno de esos bares o restaurantes fiables para ir en cualquier momento del día. Cumple con todo el mundo busque lo que busque y casi durante todo el día -excepto cenas-. Desde desayunos, almuerzos, aperitivos, eventos familiares o comidas a menú o a la carta, en este local del polígono de Alcantarilla uno siempre encuentra cierta regularidad que le ha dado durante muchos años la confianza del gran público.

El servicio sabe que tiene oleadas de clientes en momentos puntuales; a la hora de los almuerzos y en las comidas y, a poco que uno sea comprensible, merece la pena echarle una visita. Todo funciona bien si vas a menú del día. Con la carta, el nivel baja un poco, ya que, como digo, la concentración de mesas hace imposible un servicio más cuidado. Compensa el trajín de camareros con una carta de vinos que no está mal y algunos platos de cocina merecedores de volver una y otra vez.

La gran barra recorre casi todo el local y en las vitrinas la oferta se multiplica. Tras la barra, Diego López y en la cocina su hermano Miguel forman una pareja casi invencible. Pero es que, además, desde hace unas semanas se ha incorporado Manolo Castro -Pasaje, Cosa Fina, La Cava…-y, aunque ahora está adaptándose a este tipo de negocio, muy pronto seguro que vemos la aportación del cocinero en la carta.

Yo prefiero pedir a la carta para comenzar con el pulpo. Se presenta tierno de buen tamaño y cocinado con la típica receta murciana. Asimismo, las croquetas de jamón son una auténtica delicia de cremosidad y de crujiente exterior. Casi tienes que llevar cuidado para que no se desmorone en el plato.

Los matrimonios son el aperitivo de inicio que más me gusta de cuantos tenemos en nuestro recetario. Solo encuentro a la altura una buena gilda norteña. En El Chirrete los ponen con unas tiras de pimiento morrón, pero sin aceitunas rellenas o cebolleta. Con lo fácil que es levantar este bocado al cielo.

El huevo poché es de una cremosidad y sabor bastante conseguido, incluso no han pasado por alto en cocina el hecho de poner unos picatostes para romper la monotonía del plato al ser casi como una sopa. El único fallo es que el interior está frío. Quizá el huevo ha esperado en el plato más de la cuenta. Una pena.

Antes de la paletilla a la murciana, pruebo una especie de sashimi de salmón con un tartar de aguacate bien aliñado junto a un helado de wasabi muy bien tirado. La paletilla, con un lejano sabor alcohólico que me resulta agradable, presenta bastantes tomates y ajos dando como resultado un bocado tierno y jugoso, aunque a algunas partes más cercanas al hueso no les vendría mal quince minutos más de horno. Vienen acompañadas por unas excelentes patatas fritas caseras.

Pero prefiero terminar con un pepito de ternera con foie. A la mesa llega una estupenda carne de solomillo con un micuit de forma cilíndrica sustituyendo al hígado grasiento del pato. Aparto el paté con el tenedor antes de arrimármelo. El café lo tomo en la terraza, actualmente más pensada para tomar una copa y un purito en buena compañía que para toda una velada. Me quedo con las ganas de volver un viernes para pasar de la carta y del mantel y quedarme en un rincón de la barra de aperitivo comentando la jugada con Miguel 'El Chirri', que ese sí que sabe. Y mucho.

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