Brutal, un restaurante en Fuente Álamo con 500 vinos y una cocina divertida

A Miguel Alcaraz le gustaría que su restaurante Brutal Wine Restaurant, situado en Fuente Álamo, llegase a ser un referente de la periferia de la capital como lo son El Rincón de Joaquín en San Cayetano, El Sordo en Ricote o Los Cazadores en Corvera. El joven empresario no ha cumplido ni un año abierto y ya han empezado a retumbar en otras partes de la Región los ecos de su trabajo.

El vino es el verdadero reclamo del local. Las quinientas referencias en la carta convierten a Alcaraz en pieza fundamental del restaurante para decidir qué botella elegir, entre otras cosas porque, además de que sabe mucho, hacer un repaso a la carta completa nos puede llevar hora y media. «¿Cómo le gusta el vino?», me dice. Para entendernos; solo en vinos de Jerez, hay quince referencias diferentes y, ojo al dato, el 99% de todas las etiquetas, disponibles por copas.

O sea, que si te gusta el vino de calidad -y a buen precio- tienes que ir sí o sí a Brutal.

La carta de comida es más corta. Entrantes como hueva de mújol en semi salazón, marinera, croquetas, buñuelos o tabla de embutidos ibéricos; ensaladas, brioche, tartar de atún o huevo poché entre los platos para compartir; y bacalao en tempura, secreto ibérico, solomillo, entrecot y chuleta de vaca con treinta días de maduración en los platos para terminar.

Comienzo con un buen pan de la zona y un aceite de oliva virgen extra para que empape bien el resto de la experiencia, que continúa con una estupenda croqueta de ajos tiernos con un punto de salsa kimchi en la parte superior que sostiene un brote de guisante para limpiar. Para mí, independientemente de que la croqueta está muy bien hecha por cremosa y crujiente, es el hecho de que en cocina se le ocurra hacer una croqueta de ajos tiernos lo que tiene un mérito incalculable. Medir el riesgo es fundamental en estos locales que buscan ser una opción verdaderamente diferente a su entorno, pero ser valientes lo es más. Bravo.

El buñuelo de calabacín con calamar está jugoso y sin un ápice de aceite. En la carta, varios platos repiten la guarnición de escalivada de berenjena y pimiento a la brasa con un estupendo tomate raff, sardina marinada, una adictiva salsa romescu y una mahonesa de piparra que se pierde un poco por la potencia de la salsa catalana.

Estupendos puerros asados y salteados con ajetes, chorizo ibérico y queso bien salseados y el rodaballo con salsa de gamba roja y ajoblanco de pistacho y una cama de pistacho, judías y bimi en un alarde de texturas, equilibrio, producto y sentido común.

Termino con un delicado bacalao con un lecho de risotto de guisantes del campo de Cartagena con unos ajetes confitados y un contundente solomillo al foie con Pedro Ximenez, higos y salsa de foie que utiliza micuit sopleteado con un poco de azúcar en vez del hígado fresco de la oca. Buenas patatas y boniato frito de bastón para acompañarlo y un par de tartas -queso y chocolate con aceite de oliva y sal- para cerrar la experiencia.

En definitiva, Brutal Wine Restaurant ha comenzado el camino correcto para convertirse en un referente en Fuente Álamo y en la comarca. Desde luego, en nivel de vinos, ya lo es.

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